IMPRIMIR
El cuartico está igualito

René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – El fin de semana  antepasado hubo tercera vuelta en las pocas circunscripciones en las que fue necesario, por haberse producido un empate. Con esto terminaron las recientes elecciones municipales de Cuba.

Como resulta habitual, los agitadores comunistas repitieron que este proceso es el más democrático del mundo. No faltaron extranjeros prestos a actuar en este tema como cajas de resonancia del régimen de La Habana.

La ocasión es propicia para hacer una síntesis de algunas de las ideas que expuse sobre el particular en mi libro Constitucionalismo y cambio democrático en Cuba.

Desde luego, este estadio inferior de las elecciones cubanas es el único que merece ese nombre: Pese a todos los defectos del proceso, es cierto que en esa etapa los ciudadanos pueden escoger entre varios candidatos.

No sucede así en las votaciones para diputados y delegados provinciales, donde el número de postulados es igual al de los puestos a cubrir. Estas son carreras de varios caballos, pero en las que todos los competidores ganan.

Volviendo a las elecciones municipales, tampoco puede decirse que ellas sean libres, pese a la multiplicidad de candidatos. Lo más importante aquí es que la nominación en las asambleas de vecinos se realiza mediante votación a mano alzada. (Esto en un país totalitario como lo es hoy nuestra Patria.

Esa situación es lo más antidemocrático y coercitivo que pueda imaginarse. Los extranjeros que se extasían ante ese proceso (los de buena fe, quiero decir; no los descarados dispuestos a afirmar cualquier cosa con tal de seguir esquilmando a Liborio Pérez), no hacen más que extrapolar las condiciones de su país —probablemente libre— a las del nuestro, que no lo es.

¿Hay alguna posibilidad de que los aterrorizados cubanos se manifiesten con espontaneidad en esas asambleas de nominación, cuando los pronunciamientos que hagan y la manera en que voten serán conocidos —dada la publicidad del acto— por la policía política y todo el aparato represivo del régimen?

Por supuesto que no. Por eso discrepo respetuosamente de los activistas pro democracia —comenzando por mi amigo Gerardo Sánchez Santa Cruz, que lo hizo ya en las elecciones de 2007— que se han considerado en el deber de participar activamente en ese proceso, procurando su propia postulación o la de sus allegados.

Me he abstenido de publicar mi disconformidad hasta ahora, para que no se piense que torpedeaba deliberadamente el intento de esos hermanos, pero de antemano estaba convencido de la inutilidad de sus esfuerzos.

¡Qué diferencia con las verdaderas elecciones de los países democráticos! Hace unos días, por ejemplo, hubo comicios generales en la cuna de la democracia moderna. Las preferencias de los ciudadanos británicos se repartían entre los distintos partidos políticos, y los tres más favorecidos contaban con posibilidades reales.

En definitiva, los electores, con sus boletas, cambiaron la composición del Parlamento, imponiendo un rumbo distinto a la política del país y la ascensión al poder de un nuevo gobierno. ¡Nada similar en nuestra Cuba! Aquí se celebraron elecciones recientemente, pero como todo el mundo sabía antes de que empezaran, cabe repetir la letra de la vieja canción: El cuartico está igualito.




http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.