IMPRIMIR
Así es esta democracia

Lucas Garve, Fundación por la Libertad Expresión

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El sábado pasado estuve en la Terminal 3 del Aeropuerto Internacional de La Habana varias horas, esperando a un familiar que regresaba después de varios años de ausencia. Allí fui testigo de cómo hostigan, registran, hacen pagar excesivos impuestos, decomisan artículos y tratan groseramente a los cubanos que vienen de visita.

Una mujer que estaba junto a mí esperaba a su hija, cuyas maletas fueron registradas durante media hora.  Ella misma insistió en que los extranjeros salían rápidamente sin mucha registradera de la aduana, a diferencia de los cubanos. Hay que vivirlo para creerlo.

Ayer una vecina me informó que en la farmacia había llegado Polivit. Aproveché que solamente cuatro personas esperaban junto al mostrador, y entré para comprar las pastillas. Miré el reloj y faltaban veinticinco minutos para las cuatro. No tenía tiempo de sobra, pero los clientes eran únicamente cuatro y me decidí a esperar.

Una sola dependienta atendía a los clientes, mientras cuatro muchachas conversaban en la trastienda. Dos de ellas con un hombre sentado sobre un escritorio. Pasaron treinta minutos, la dependienta me atendió y despachó las pastillas.

De la farmacia me fui a la panadería. La dependienta se movía en un reducido espacio. Antes de atender a la persona que esperaba delante de mí, llegó una conocida y se puso a conversar con la empleada sobre el Día de las Madres. No vendió pan en ese tiempo, pero lo pasó entretenida. A los quince minutos me atendió.

Las filas de personas en espera de que las atiendan son interminables en cualquier establecimiento. Primero, pensé que con el calor intenso todos salían a buscar el fresco en la calle. Sin embargo, ahora pienso que las demoras suceden en todas partes y que nadie tiene deseos de trabajar.

Compré un periódico a un señor por un peso. El hombre revende los periódicos para sobrevivir. Me interesó un reportaje sobre los “familiares”, comedores para personas de bajos recursos, administrados por el Sistema de Atención a la Familia.

Estos establecimientos elaboran y venden comida a precios muy bajos a los ancianos que no tienen respaldo económico suficiente ni siquiera para pagar lo poco que se vende por la libreta de  racionamiento.

El reportaje denuncia la mala elaboración de los alimentos en un “familiar” de Lawton, donde 170 ancianos mitigan su hambre. Apenas tienen una bandeja de aluminio para comer, y deben traer sus cubiertos. El reportero informa que algunos viejos se llevan la comida a la boca auxiliados por el carné de identidad.

Se pueden seguir enumerando las cosas que suceden en la ciudad. Estas son suficientes para conocer cómo funciona la democracia socialista.  




http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.