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Disidentes en la plaza

René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Tras medio siglo de dominio comunista, resulta habitual que, en Cuba, el Día de los Trabajadores no haya reclamaciones laborales. Aunque recientemente se anunció el inminente despido de más de un millón de obreros y empleados, esto no fue mencionado durante la celebración.

Ahora los propagandistas del castrismo se concentran en elogiar lo sucedido. Durante el acto y después de éste, esos servidores del régimen aluden una y otra vez al “desfile del Primero de Mayo”.

Ha llamado mi atención el uso de ese vocablo.  “Desfile” indica movimiento, marcha; y aunque los reunidos se desplazaban, lo hacían tan extremadamente despacio, permanecían tantos minutos frente a la tribuna, que casi sería más apropiado hablar de “concentración”.

No faltó alguna que otra anécdota graciosa, como la actuación de los locutores que, al leer los ridículos textos preparados de antemano, hablaban del “avance impetuoso” de colectivos que en realidad se movían como tortugas.

Dejando a un lado la semántica, señalemos que uno de los lemas más reiterados del acto fue la consigna cuyo enunciado original es: “Sí se puede”. Tanto la repetían que debemos suponer que a esto no era ajeno el sombrío Departamento de Orientación  Revolucionaria.

En cualquier caso, el hecho es que, en los letreros que vi, la tilde del “sí” brillaba por su ausencia, reemplazada por un simple punto. Esto da pie a una breve cavilación sobre el papel de la ortografía en la lucha contra el totalitarismo.

Como es fácil comprender, esa omisión cambia completamente el sentido de la frase, la cual —debemos reconocerlo— resulta más acertada en su nueva grafía:

“Sí se puede” entraña afirmación terminante, seguridad en las capacidades propias y en el futuro; en otras palabras: confianza en el régimen y apoyo del pueblo.

Por el contrario, la variante que enarbolaban los manifestantes de la Plaza: “Si se puede”, sin acento, se ajusta muchísimo más a las realidades de Cuba de hoy, donde nadie —ni siquiera los máximos dirigentes- tienen idea de si se cumplirán o no los propósitos anunciados.

El reemplazo del adverbio afirmativo por la conjunción que denota condicionalidad me parece harto feliz. La nueva frase, en la que la i aparece sin tilde, indica claramente que el logro de los proyectos enunciados depende de factores imponderables, y que quienes la enarbolan desconfían de alcanzar lo prometido.

Ante el amontonamiento de generosas promesas incumplidas por los comunistas a lo largo de decenios, la aseveración de que los proyectos actuales se cumplirán sólo “si se puede” constituye un llamado a la cordura, un acto de disidencia, un verdadero desafío hecho en presencia de los mismos que han sumido al país en el desastre de hoy.

La asistencia masiva de esos disconformes constituyó la nota más significativa del acto realizado el Primero de Mayo en la plaza central habanera. ¡Reciban ellos nuestro reconocimiento!




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