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Racionalización educacional

Juan Carlos Linares Balmaseda

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Ni imperialismo, ni globalización neoliberal, ni contrarrevolución. El peor adversario del conservadurismo castrista es la racionalización. En Cuba hay que racionalizarlo todo, y la educación no está exenta de ello. El Ministerio de Educación (MINED) ya anunció que no habrá empleos para todos los jóvenes que terminen sus estudios universitarios, principalmente en la facultad de Humanidades.  

Para avanzar hacia normas y conceptos racionales, el MINED también reducirá las matrículas en los preuniversitarios en más de 20 % el próximo curso, y aunque aumentará las carreras de nivel medio y obreros calificados, el plan de matricula dependerá de la disponibilidad laboral que tengan los consejos de  administración de cada municipio.

Por consiguiente, los graduados -obreros calificados, técnicos medios o universitarios- podrán encontrar empleo si mejora la economía estatal. Algo imposible sin racionalizar, es decir, optimizar la producción organizando el trabajo de manera que aumenten los rendimientos y se reduzcan los costos. Eso entraña privatización (el coco del castrismo).

En Cuba el desempleo se mide igual que en otros países. Por lo general las ofertas de trabajo del gobierno, que son prácticamente todas, son las que nadie quiere. En consecuencia, el desempleo nominal es mínimo, casi nulo, cuando la realidad es lo contrario.

Para evitar cuestionamientos al sistema educacional, se censuran las estadísticas de graduados en nivel medio y obrero calificado que, mientras trabajan, continúan estudios superiores; el número de cesanteados por discriminación ideológica o los que no pueden ejercer la carrera por el mismo motivo.

Muchos jóvenes ven truncadas sus aspiraciones profesionales debido a que “la Universidad es para los revolucionarios”, eslogan que rige la política oficial. La identificación ideológica del estudiante con el régimen, es parte fundamental del escalafón académico. 

Una crítica sobre la orientación vocacional, puesta en boca de un funcionario del MINED, fue plasmada en el periódico Juventud Rebelde: “Hemos sido paternalistas, no logramos que los pioneros comprendan las necesidades del contexto donde viven. Teniendo una industria o un taller al lado de la escuela no se les lleva a conocer la actividad que realizan”.

¡Infeliz crítica!, porque lo único que aprenderán los pioneros, si no llega la verdadera racionalización, es de salarios indignos, de malversación y quiebra empresarial. 



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