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La trágica situación de la población penal cubana

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Para encubrir el desastre nacional provocado por 51 años de totalitarismo, las autoridades cubanas divulgan profusamente los problemas existentes en otros países, como si las desgracias ajenas pudieran ser un remedio para las inmensas penalidades internas. Así, mientras en todos los aspectos materiales y morales Cuba se desmorona, la propaganda oficial continúa una incesante búsqueda de males en otras partes del mundo para tratar de justificar lo injustificable. 

Con la cruel muerte de  Orlando Zapata Tamayo por una huelga de hambre de 86 días, en protesta por los maltratos sufridos en las cárceles cubanas, y el no reconocimiento a su condición de prisionero de conciencia, los controlados órganos mediáticos se han lanzado a una exagerada divulgación de problemas existentes en otras latitudes. Apoyándose en las estadísticas oficiales de Estados Unidos y países de la Unión Europea sobre las dimensiones y las características de la población penal en esas naciones, tratan de manipular a la desinformada opinión pública cubana.

Cuba no tenía altos niveles de delincuencia hasta 1959, por lo que no abundaban los centros penitenciarios. Desde entonces, se ha transformado en una gran cárcel, con establecimientos penales distribuidos por todo el territorio nacional. Ninguna de las actuales 14 provincias carece de centros de reclusión de alta severidad, al mismo tiempo que hay cientos de establecimientos con diversos grados de rigor, incluyendo campamentos de “reeducación” para hombres y mujeres.

Se ha creado un gigantesco sistema penitenciario donde cientos de miles de personas están hacinadas al punto de no existir suficientes camas, y muchos presos tienen que dormir en el suelo, en condiciones higiénicas precarias, con aguas contaminadas, mala alimentación y atención médica insuficiente, a lo cual se agregan malos tratos y constantes humillaciones a los reclusos. Según el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2007-2008 de la ONU, Cuba tenía 487 presos por cada100 mil habitantes en 2007, el sexto lugar a nivel mundial. The Economist, en su Pocket Book 2010 estima 531 reclusos por 100 mil habitantes, para el cuarto lugar en el planeta; sólo superado en este triste indicador por Estados Unidos (760), Rwanda (631) y Rusia (626). La Comisión Nacional de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que desde hace muchos años monitorea las condiciones en las cárceles de Cuba, entre diferentes cuestiones relacionadas con la violación de los derechos humanos en la Isla, estima que existen alrededor de 800 presos por 100 mil, indicador que de ser exacto, significaría que  la mayor de las Antillas tiene el nefasto privilegio de tener el primer lugar mundial. 

Las causas de este desolador panorama están en la crisis económica, social y política presente desde hace decenios. Resulta una consecuencia directa de que muchos ciudadanos son empujados al delito por un sistema que no permite ganarse la vida honestamente, y un injusto ordenamiento jurídico que entre otras aberraciones tiene la Ley de Peligrosidad, con penas hasta de 4 años, con la cual se puede  condenar a prisión sin pruebas, sólo por la suposición de que pueda cometerse un delito. 

El Presidente Raúl Castro, en el discurso del 26 de julio de 2007, reconoció que los salarios no alcanzan para vivir. Al mismo tiempo, hasta ahora se ha restringido el trabajo por cuenta propia y prohibido las pequeñas y medianas empresas y otras formas de iniciativa privada. De ahí que el robo y la corrupción sean inmensos, en especial la sustracción de los bienes del Estado que controla y posee todo, a lo que coadyuva el enorme descontrol existente. Más del 50,0% de las empresas tienen contabilidad no confiable, según reportes oficiales. La Contraloría de la República ha reconocido que estudios realizados en 2009 clasificaron como deficiente y mal a cerca del 40,0% de las entidades visitadas, y con serias dificultades el 47,0%. Los ínfimos salarios y el descontrol propician la comisión de delitos, dentro de un marco de creciente frustración causado por las promesas de cambios incumplidas. 

La población penal proviene predominantemente de los estratos más desvalidos de la sociedad. Aunque el gobierno no da información, quienes hemos pasado por las prisiones sabemos que más del 80,0% son negros, mestizos y jóvenes; la mayoría procedentes de las zonas orientales, las más atenazadas por la miseria. En las cárceles impera la violencia y son frecuentes los asesinatos y los suicidios de personas desesperadas o desequilibradas por años de vida en estos infiernos.

Cuando el proceso de democratización llegue, se deberá modificar el draconiano Código Penal vigente y eliminar leyes injustas como la de Peligrosidad, así como revisar condenas irracionales, como la de más de 20 años por sacrificio ilegal de ganado. 

Ciertamente, miles de personas hoy en prisión, no lo estarían si en  Cuba existieran oportunidades para vivir honestamente del trabajo. El gobierno debería corregir el estado calamitoso de la sociedad cubana antes de referirse a los problemas existentes en otros países.



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