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Un manager bravucón

Adolfo Pablo Borrazá

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Bate en mano, Lisbán Correa, jugador del equipo Industriales, recibió un pelotazo en el costado izquierdo. Inmediatamente le fue encima al lanzador espirituano Yanier Sosa, quien tuvo que correr para escapar de la furia del pelotero capitalino. Jugadores de los dos equipos se enfrascaron en una bronca tumultuaria.

Fue eso lo último que vieron, antes de que cortaran la transmisión, los televidentes del play off entre los equipos Industriales y Sancti Spiritus, el pasado día 28 de febrero.

No es la primera vez que ocurren reyertas entre los peloteros de Sancti Spiritus e Industriales. Hace seis años sucedió algo similar. Luego que Antonio Scull, primera base de Industriales, conectara un home run al pitcher Yovany Aragón, éste le propinó un pelotazo en su siguiente turno al bate; a continuación, hubo golpes y puñetazos.

Después de aquellos hechos, el propio Fidel Castro emitió un comunicado donde expresó su enfado por el incidente de violencia en un espectáculo deportivo. Es curioso que Fidel Castro justificara varios años después la patada que le dio en la cara a un árbitro el taekewondista cubano Ángel Volodia, cuando perdió su pelea en los Juegos Olímpicos de Beijing.

Tras el incidente entre Scull y Aragón, Lourdes Gourriel, manager del equipo de Sancti Spiritus, con cara compungida, pidió disculpas al Comandante y le prometió que esos escándalos no se volverían a repetir. Pero los hechos del 28 de febrero desmintieron al manager.

Cualquiera que siga los juegos del equipo Sancti Spiritus, podrá darse cuenta que su director, un militante del Partido Comunista, es un camorrista incitador de broncas. Cada vez que juegan su equipo, Gourriel se muestra arrogante, prepotente y dispara sus palabrotas. Sus discípulos, por lógica, no pueden aprender otra cosa que no sea bravuconería y camorra; aunque después, cuando llega el tirón de orejas del Comandante, se comporten como ovejitas. Los hijos de Lourdes Gourriel también pertenecen al equipo Sancti Spiritus. La genética no falla, el ADN funciona; salta a la vista que, además de ser comunistas, también son tipos duros, educados por Papá Lourdes.

Para dirigir un equipo deportivo se necesita, entre otras cosas, mucha ecuanimidad. Parece que esa virtud le falta al bravucón manager, que no se ha dado cuenta de que dirige peloteros y no gladiadores.

Además de sus problemas de personalidad, el bravucón Gourriel deja mucho que desear como manager, pues hace ocho años que su equipo no gana un campeonato nacional. Es hora ya de que comprenda que un partido de pelota no es una pelea de boxeo. El béisbol es un juego de jonrones y carreras que requiere un buen equipo de hombres, no animales salvajes.




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