Gustavo E. Pardo Valdés
LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - En marzo se inicia la primavera, y algo indescriptible propicia que los seres humanos se sientan esperanzados. Aunque en Cuba no se aprecia el cambio de estaciones, el mes de marzo es igual de bello, porque se dieron a conocer las Damas de Blanco que, hasta el día de hoy, imponen un sello particular a la lucha por la liberación de nuestros presos políticos.
Estas mujeres se agruparon espontáneamente para denunciar ante al mundo la injusticia que estaban padeciendo.
La vivienda de la señora Laura Pollán fue el punto de convergencia de aquellas mujeres: Blanca Reyes, Julia Núñez, Berta Soler, Claudia Márquez, Yolanda Huerga, Dolia Leal, Miriam Leyva y otras que fueron cohesionándose en un propósito: ser las voceras de sus familiares encarcelados.
En estos encuentros se hizo costumbre tomar una taza de café o de té mientras se intercambiaban informaciones sobre el estado de salud de los presos. Así nacieron los Té literarios, embrión de Damas de Blanco.
Dentro de dos semanas se cumplirá el séptimo aniversario del movimiento cívico Damas de Blanco. Siete años en los que los habaneros las han visto recorrer la ciudad, reclamando la libertad de sus seres queridos, y de todos los presos de conciencia.
Las Damas han sufrido presiones individuales, actos de repudio y hasta la embestida de las brigadas de respuesta rápida, con el propósito de amedrentarlas para que abandonen su causa. Por su voluntad a toda prueba y su lucha pacífica, recibieron en el año 2005 el Premio Sajarov, y lo más importante, el respeto de los cubanos.
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