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Elizabeth duerme en el parque

Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, marzo (www.cubanet.org) - Elizabeth duerme en un parque. No importa lo que digan UNICEF y las autoridades cubanas sobre la atención a la niñez en Cuba. Con sólo 9 años duerme en un parque porque tres jueces del Tribunal Provincial de la capital la dejaron a ella y su mamá en la calle.

Conocí esta historia mientras esperaba mi turno en una clínica dental. Durante las colas que se hacen para este o cualquier servicio médico, la gente habla de todo lo humano y lo divino, y así conversé con la madre de Elizabeth, la técnica dental Evia Muñoz, de la clínica estomatológica de Puentes Grandes.

Al fallecer el padre de Evia en diciembre de 2008, tuvo que enfrentar un litigio por su vivienda, sita en Avenida 37, municipio Playa. De nada le valió contar con el testimonio del presidente del Comité de Defensa de la Revolución (CDR) de su cuadra, el delegado de circunscripción del Poder Popular y el jefe de sector de la policía. Éstos, junto a otros vecinos de la cuadra, argumentaron ante el tribunal que Evia reside en la casa desde hace 25 años y que la niña Elizabeth nació y ha residido siempre en ese lugar.

Los jueces Jolene Pereira, Fidel Núñez y Juana Pacheco, del Tribunal Provincial capitalino, desestimaron los testimonios de estas personas, quienes representan a las organizaciones de masas, el gobierno y la autoridad policial en la zona donde reside Evia. Tampoco atendieron las recomendaciones del Tribunal Municipal de Playa, que en un anterior juicio había dado a Evia el derecho de propiedad de la vivienda. De igual modo, en la sentencia emitida el 29 de enero de 2010, no hacen mención de la menor, quien, teóricamente, no puede quedar desamparada de acuerdo a la Constitución vigente, el Código de la Niñez, el Código de Familia y varias leyes complementarias.

Evia me dijo que una abogada del tribunal de Playa le sugirió que escribiera al Tribunal Supremo un objeto de súplica, pues tanto ella como la niña duermen donde les coge la noche, y en ocasiones, en casa de amigos y vecinos que se conduelen de su situación.

La pequeña Elizabeth está siendo tratada por un psiquiatra, su rendimiento escolar ha disminuido, come a deshoras y ve como el mundo se desploma a su alrededor. Ella no es un caso aislado. Qué decir de los hijos de los presos políticos, opositores y disidentes, expuestos, entre otras calamidades, a los violentos actos de repudio que organiza el gobierno contra sus padres, o los pequeños que viven hacinados en albergues, ciudadelas y barrios marginales.

Mientras, el gobierno cubano afirma que los niños en Cuba tienen su bienestar asegurado.

Evia no pierde las esperanzas de que la sentencia se revierta algún día, mientras tanto, Elizabeth seguirá siendo una niña que duerme en el parque.


 




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