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De la gran escena

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Un programa televisivo de gran audiencia en Cuba titulado De la gran escena, presentó la noche del jueves 15 de julio a varios artistas cubanos exiliados, principalmente en Estados Unidos, interpretando números musicales que jamás habían se habían escuchado en Cuba.

Unos años después de tomado el poder, la revolución puso fin al mercado cultural, intervino clubes, cabarets, emisoras, disqueras, e insertó el discurso de epopeya en las partituras, y prácticamente obligó a marcharse del país a los mejores talentos artísticos de la época.

La cultura cubana sufrió un duro revés que dejó abierto un espacio a los que se quedaron. Ya no era la calidad del arte lo que primaba, sino la disposición combativa y las cualidades revolucionarias. La radio y la televisión se llenaron de ruidos más que de arpegios, y las arengas  al combate sustituyeron a la delicadeza poética y la contagiosa versatilidad musical del cubano.

De la gran escena mostró un atisbo del caudal perdido, el jueves 15; o mejor, salvado, porque las limitaciones para la creación artística que vinieron después con las décadas grises de la historia cultural revolucionaria, laceraron y hasta sepultaron lo poco bueno que de arte quedó en la isla.

Elio Revé, el desparecido músico guantanamero que llevó al changüí a su más alta expresión, me contó que sorteó los más disímiles escollos en los años 60 y  70 del siglo pasado para continuar con su orquesta. Según Revé, hubo época en que tuvieron que sancochar boniatos ellos mismos detrás de la tarima, en los carnavales de los pueblos del interior donde tocaban. Y a la hora de cobrar, el pago se retrasaba tanto, que a veces los músicos vendían sus ropas y  los  instrumentos para sobrevivir.

beilycorrea@yahoo.es 




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