Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - El Yale Alumni Chorus, con 210 integrantes, graduados de la prestigiosa Universidad de Yale, y el New Amsterdam Singers de Nueva York, costearon su viaje a Cuba, donde entrelazaron su encantadora calidad e intercambiaron su valiosa experiencia con niños, jóvenes y consumados artistas a comienzos de julio.

El coro de Yale viaja por el mundo como Embajadores de la Canción, para fomentar enlaces y cambiar vidas mediante el poder del canto”.  Fundado en 1997, está compuesto por destacadas personalidades en los negocios, la medicina, la educación, las bellas artes, la tecnología, las ciencias y la filantropía; legisladores, juristas, actores de Hollywood, cantantes de ópera y estrellas de Broadway. Es heredero de la tradición de canto y educación musical iniciada por la Sociedad de Música de Yale en 1812. El Dr. Jeffrey Douma es el director musical, Robert Blocker, decano de la Escuela de Música de Yale, pianista, y la Dra. Sonya Baker, magnífica soprano solista.

Su primer viaje internacional fue en 1998 a China, donde ganaron el primer premio en el Festival Internacional de Coros. En 2001 participaron en el Festival Internacional de las Noches Blancas de San Petersburgo, Rusia;  en 2003 fue el primer coro invitado a ofrecer un concierto en el Palacio de Estado del Kremlin. Realizó un amplio recorrido por Sudáfrica en 2007, y en 2009 la gira Voces Unidas a Guatemala y México. En Estados Unidos se han presentado, entre otros, en el Carnegie Hall.

El Chorus actuó en La Habana y Matanzas. Su programa contó con obras de Sudáfrica, China y Reino Unido, así como spirituals y canciones de Yale, mientras con el afamado Coro Nacional compartió Juramento, de Miguel  Matamoros, El bodeguero, de Richard Egües y Ride the Chariot de William Henry Smith.

Fabulosa resultó la Choral Fantasy, Op 80 de Ludwig van Beethoven, acompañada por la Orquesta Solistas de La Habana, fundada en 1998 por Iván Valiente, quien dirige a experimentados músicos y jóvenes talentosos con un repertorio que va del Renacimiento hasta el presente siglo.  

Por su parte, New Ámsterdam Singers, fundado hace 42 años, se caracteriza por el canto a capela, con obras del siglo XVI hasta el presente.  En La Habana actuó con el Yale Alumin Chorus, el Coro Nacional de Cuba, el Coro Infantil Nacional y el Coro de Cámara Entrevoces; en la capital pinera con el Coro Polifónico de Pinar del Río; y en la ciudad de los puentes con el Coro de Cámara de Matanzas.

Lamentablemente, adverbio tan presente en Cuba, no hubo la divulgación previa que merecía tan loable esfuerzo de los artistas y personalidades norteamericanas, y las dos presentaciones principales en La Habana fueron cambiadas para el inusual Teatro Lázaro Peña, de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), aduciendo dificultades técnicas en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional, y en el Teatro Amadeo Roldan, por lo que  poco pueblo pudo disfrutar de ambas actuaciones.
 
Afortunadamente, los conciertos en la Basílica Menor del Convento San Francisco de Asís, en la capital, así como en las provincias, fueron bien concurridos. Los noticieros de la televisión nacional mostraron momentos de las actuaciones en esos lugares y las  visitas a instituciones culturales.

Ellos recibieron el  aprecio del público y de sus colegas, en particular de aquellos que tuvieron la magnífica oportunidad de compartir escenario con tan afamados coros.  Ambas agrupaciones pueden sentirse satisfechas de estar contribuyendo a una nueva etapa en las relaciones de Cuba y Estados Unidos, basada en la amistad y la colaboración mutuamente ventajosa, gracias a la inteligente política de la Administración Obama de propiciar los contactos entre ambos pueblos.