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Casa Gaia

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - Hay una diferencia entre el anuncio y la programación de la Casa Gaia, ubicada en la calle Teniente Rey, en el Casco Histórico de La Habana. Allí confluyen ahora arte y pensamiento, pero el cartel de la entrada notifica la puesta en escena de Flechas del Ángel del Olvido, prevista de viernes a domingo hasta el 29 de noviembre bajo la conducción de Esther Cardoso Villanueva, directora del centro.

Quizás sea difícil desmontar el cartel. Tal vez la obra teatral sigue en cartelera con interrupciones esporádicas y nuevas opciones para invitados. A lo mejor es una estrategia para evitar desordenes en la institución, en cuya planta superior cabe un centenar de personas.

En lo personal me alegro, pues del viernes 23 al domingo 25 de julio fui invitado a través del móvil al ciclo de actividades que difunde el “dialogo entre amigos” bajo el título Estado de Sats, que significa “estar atentos, despiertos y consciente de transformación real” para expandir “el intercambio abierto y la diversidad como riqueza principal”.

Fueron tres días de tertulias y charlas. Cuba y el futuro fue el tema central. Hubo presentaciones de artes plásticas, conferencias, proyecciones audiovisuales, conciertos y conferencias. Mucho público a pesar del cartel desactualizado.
Se inauguró una exposición colectiva de artes plásticas, el viernes a las 8 PM en el Teatro-estudio Vivarta, ubicado en el Centro comercial Carlos III, bajo el título Recargable, con obras de 15 creadores jóvenes, uno de España y otro de Taiwán. Las mismas aún pueden ser apreciadas y merecen un comentario exhaustivo.

Del Cine en Sats se proyectó, el sábado a las 8 PM, el documental Memorias del desarrollo, de Miguel Coyula, quien, mediante programas de análisis y manipulación de imágenes demuestra la alienación del individuo y reflexiona sobre cómo el arte refracta la realidad. El filme fue calificado por Sundance Festival como un “collage subliminal y cinético que forja nuevas dimensiones cinematográficas a través de múltiples planos expositivos, que se interceptan unos a otros, en una suerte de saga picaresca sobre el deseo y la decadencia”.

Mención especial merecen las tertulias, conferencias y presentaciones de proyectos culturales. El viernes en la mañana el profesor Carlos Simón Forcade expuso Imaginación y generación en el proyecto social cubano; les siguieron el máster Antonio Correa Iglesias y la licenciada Ana María Socarrás Piñón, con los temas Epistemología, Ciencias Cognitivas y Redes Neuronales: hacia una zona plural en la construcción del conocimiento,  y ¿Arte cubano contemporáneo o Generación del setenta? Proyectos alternativos vs las artes plásticas en los medios oficiales. En la tarde fue presentado el proyecto Compañía AISHA, y Tertulia Arte y Sociedad, con el escritor Víctor Fowler como moderador y las actuaciones de Raudel Eskuadrón Patriótico, Luis Eligio Pérez, Maylin Machado y Glenda Salazar.

El sábado en la mañana el doctor Antonio G. Rodiles expuso Complejidad y Sociedad, mientras Carmelo Mesa-Lago, a través de un video proyección abordó el tema La economía de Cuba en la encrucijada: crisis externa e interna. En la tarde fue mostrado el proyecto Alzar las voces, y la tertulia Economía y Sociedad, con Hiram Hernández, Jorge Calaforra, Ramón García y el citado A.G. Rodiles.

En la mañana del domingo el ingeniero Jorge Calaforra expuso: Perspectiva cubana y mundial para el 2030, y el doctor Alexis Jardines Cuba: premodernidad y tanques pensantes, refiriéndose a las democracias liberales occidentales, las fisuras éticas del proyecto insular y factores como el potencial intelectual de la isla y la tesis sobre el vaciamiento de los conceptos “capitalismo” y “socialismo”. La sesión de la tarde le correspondió al proyecto OMNI-ZONAFRANCA” y la tertulia Futuros y visiones de Cuba, a cargo de Castor Álvarez, Dimitri Prieto, Gabriel Calahorra y Romina Ruiz.

Las sesiones de Casa Gaia sobre Arte y Pensamiento culminaron el domingo en la noche con el concierto Una descarga de cosa buena, calificado por los organizadores como un “espectáculo de texturas y fragmentos portadores de historia e identidad nacional”, con girones de imágenes y música de contrapunteo rítmico (jazz, hip hop), entre la emocionalidad (Raudel Eskuadrón Patriótico) y la civilidad atinada (trova y elementos de danza). 



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