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Algunos prefieren quemarse

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, 13 de abril, www.cubanet.org -Entre las novedades que nos está prodigando el doloroso drama de los opositores huelguistas de hambre en Cuba, ha sido notable en estos días la batalla de ideas (por fin, ahora sí se ajusta verdaderamente el término) que sostienen a través de la prensa el trovador Silvio Rodríguez y el escritor Carlos Alberto Montaner.

Al margen del contingente de detractores y simpatizantes con que seguramente cuenta cada uno de los dos, debemos agradecerle a ambos este nuevo paso, abridor de brecha hacia el cotejo civilizado de las opiniones y actitudes políticas que han divido a los cubanos en bandos irreconciliables durante demasiado tiempo.

Lástima que los medios de (des) información del régimen le nieguen a la gente de a pie en la Isla la oportunidad de seguir los detalles del debate, con la amplitud que merece, para que cada cual pueda sacar sus conclusiones con juicio propio.

Por lo demás, parece obvio que Silvio no pudo escoger con peor tino su oponente.

Entre los ataques y las reculadas de ortodoxia fidelista que retuerce el trovador, y las puntualizaciones, precisas, desenfadadas, convincentes del escritor, queda expuesto a las claras el abismo que media entre un reaccionario y un hombre libre.

Eso por no hablar del abismo que los separa en materia de profundidad filosófica y formación cultural. Algo que salta a la vista en cada línea, pero que llegó al clímax (del ridículo, por parte del trovador) cuando Silvio, que se autoproclama martiano y marxista, demostró desconocer lo que opinaba Martí sobre Marx, incurriendo en el desliz de emplazar a Montaner para que le citara ejemplos.

Al inicio de una de sus conocidas canciones, Silvio Rodríguez cita a Bertolt Brecht con aquello de: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay otros que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay quienes luchan toda la vida, esos son imprescindibles”.

Podríamos parafrasearlo en este caso, a propósito del propio Silvio: Hay quienes prefieren ser cómplices silenciosos de las tiranías, y debemos compadecerlos.

Otros no encuentran más alternativa que ser cobardes para conservar su mísera parcela, y hay que tolerarlos. Pero algunos prefieren quemarse públicamente defendiendo lo indefendible. Serán los prescindibles algún día.




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