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Sazón de casa

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Cada noche, de lunes a sábado, mi vecino Roberto preparaba en casa el almuerzo que consumiría el próximo día en su oficina; también algunas empanadillas que vendía camufladas a sus compañeros de trabajo. Trabajaba como contador en una de las dependencias del Poder Popular Provincial de la capital, donde se había eliminado el comedor obrero. Dice que prefería  la sazón de casa, aunque en ello le iba un extra de esfuerzo después de cumplir su jornada laboral.

En cada novedad política, social o laboral, si viene del Estado, controlador de todo, inevitablemente aparecerán borrones o cuentas trucadas, característicos de esa disfuncionalidad con que obran los administradores del castrismo. El Estado tiene en marcha sobre su desfasada plataforma de pruebas, la eliminación paulatina de los comedores obreros. A cambio, cada trabajador recibirá un estipendio de 15 pesos diarios para compensar.

Se trata, teóricamente, de un reordenamiento en la economía nacional para ahorrar recursos. Sin embargo, lejos de darle sepultura a otro de los subsidios o gratuidades innecesarios, la novedad (dicen que experimental) conlleva un desembolso estatal insostenible en las condiciones actuales de crisis económica.

Al tubo de ensayo entraron desde el primero de octubre de 2009 cuatro ministerios. Las experiencias en dos de ellos, el de Finanzas y Precios y Comercio Interior, aparecieron en un reportaje de la periodista Rosana Thompson, que pasó por televisión el 26 de marzo a las 8 de la noche. A través del reportaje supimos que mil 200 trabajadores de esos ministerios ya reciben los 15 pesos extras por jornada.

Además, el trabajo parte de las iniciativas propias de estos organismos, tales como: habilitar puntos de venta con comida ligera, restaurantes de tercera categoría sólo para empleados, o dotar a los extintos comedores obreros de hornos microonda para calentar la sazón que viene de casa. Obviamente, todo comentario amerita un análisis y este, por la manera en que se canaliza e infla la “buena nueva”, no lo pasaría por alto.

Se dice que el Estado invertía 350 millones de dólares al año en la compra de “sólo cuatro de los alimentos demandados por los comedores obreros”, sin incluir gastos de transportación, combustible y electricidad. Según la periodista, con esta variante  Comercio Interior le ahorró al país 190 mil dólares; mientras el viceministro de Finanzas y Precios, Rogelio Martínez Bernal, afirmó que su entidad ahorró el 88 por ciento de los gastos.

El gobierno no cuenta con una base financiera sólida para aumentar los salarios y, sin embargo, emplea 420 pesos mensuales por obrero para suplir el almuerzo, monto equivalente a su salario medio. Esto significa, si tenemos en cuenta la cifra de mil 200 centros laborales a prueba, 18 mil pesos diarios y alrededor de 6 millones 120 mil anuales. Por otra parte, en los comedores obreros, ahora restaurantes con variedad de platos que oscilan entre 5.50 y 15 pesos, se encarece la gestión debido al nuevo surtido y elaboración de alimentos.

Contraproducente también es la política de ahorro energético en el sector estatal. Por un lado se apagan los climatizadores centrales y las luces innecesarias, y por otro se instalan microondas para calentar el almuerzo. El asunto aún rueda por carriles experimentales, y todo indica que no pasará de unos cuantos privilegiados que prefieren emplear los 15 pesos en la sazón de casa. Está por ver si los casi seis millones de trabajadores cubanos correrán igual suerte.

odelinalfonso@yahoo.com





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