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El carnaval de las elecciones

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, abril (www.cubanet.org) - Las elecciones de los delegados ocupan buena parte de la propaganda oficial cubana. Un reciente anuncio en la televisión nacional exhorta “a elegir a los mejores”. Deben ser los que se preocupan por los vecinos del barrio, según la propaganda. El anunciante es un mestizo de pelo largo. El mensaje lleva una carga subliminal dirigida a los jóvenes.

Mientras apaga el televisor Cecilia espera ver el agua salir por la pila del fregadero de su cocina, algo por lo que lleva años esperando. Es el sueño de una cubana ahora mismo. Ya hasta compró una llave plástica en una shopping para alimentar su sueño inmediato. Se realizaría el “sueño sin sueño”, al decir del inmenso Lezama Lima en su centenario.

Pero ella desconfía. Hace dos años, también en vísperas de elecciones, la vieja llave de entonces, abierta como la trompa de un elefante sediento vertió un líquido de color carmelita y con un olor insoportable a herrumbre. El asombro la inundó tanto como el churre que anegó el fregadero.  

Después del asombro y la alegría por el final de la sequía doméstica, recordó que las elecciones serían el domingo próximo, y esperó a ver. No se equivocó, porque las generaciones cuyos nombres empiezan con la letra Y, ya no tienen espacio ni tiempo para caer en trampas de fe. Días después de las votaciones, el agua desapareció como había aparecido. Sin avisar.

Las calles siguen huérfanas de aceras. El polvo cubre como una sábana los objetos y aparatos electro domésticos dentro de los hogares. En los jardines hay trozos de tuberías a la luz del sol donde los vecinos llenan sus recipientes para guardar el agua de beber, cuando viene el agua. Y entre ellos la conversación adquiere el amargo tono de resignación de quienes perdieron las esperanzas. 

A tenor de la propaganda oficial, los nominados a candidatos no tienen que pertenecer al Partido Comunista de Cuba, el único legal en el país. No obstante, la presencia de militantes del PCC entre los nominados es mayoritaria. Igual resulta con los diputados elegidos a la Asamblea Nacional.

Además, no se cansan de pregonar que estas son las elecciones más democráticas del mundo. Los vecinos nominan a sus candidatos a delegados, pero los nominados son miembros del Comité de Defesa, y están vinculados estrechamente a las organizaciones políticas y de masas. De esta forma, el único Partido siempre coloca a sus representantes en el Poder Popular. En algunos casos, la Comisión Nacional de Elecciones sitúa a los altos dirigentes en las listas de votación en diferentes circunscripciones.

El defenestrado ex canciller cubano, Felipe Pérez Roque, salió elegido diputado por mi municipio de residencia y nunca vivió aquí. Ningún delegado a la Asamblea Municipal del Poder Popular cuestionó ese hecho.

De todas formas, el (o la delegada de mi circunscripción) no ha resuelto jamás el problema más urgente que padecemos: el  agua. Seguramente, no tiene poder para solucionarlo. Realmente, los delegados de las circunscripciones no pueden decidir sobre estos asuntos. Cuando logren resolverlo las tuberías estarán tupidas o totalmente podridas ya.

Un delegado de Camagüey entrevistado por los reporteros de la televisión, dio a conocer la línea a seguir por los futuros electos en pocas palabras: “No prometeremos a los electores nada que no podamos cumplir”.  

Las elecciones son una comparsa más del trágico carnaval gubernamental cubano. Solamente aquellos que se niegan a ver la realidad creen en ese montaje de mal gusto. Si gastaran los recursos que invierten en las elecciones en obras verdaderamente sociales, eliminarían los baches en las calles, los salideros de agua, los charcos de aguas albañales, las esquinas llenas de basura, y habría aceras por donde caminar sin temor a tropezar.




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