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Medio siglo de dogmas y tiranía: El mayor fraude social y político del mundo moderno

Nelson Núñez Dorta

QUERÉTARO, México, enero, www.cubanet.org  -El Sr. José Ramón. Machado Ventura, una muy vieja y conocida figura de las más altas esferas del PCC  y acérrimo defensor de las posturas más dogmáticas e inmovilistas del fraude histórico en que se convirtió la mal llamada  revolución, ha declarado recientemente que confía en la juventud cubana.

El mencionado personaje forma parte de ese selecto grupo de ancianos autoproclamados “líderes históricos” de la  dictadura castrista, a la que ha servido fielmente durante más de medio siglo, lo que le ha permitido ser de los privilegiados que disfrutan las “mieles del poder” que, cual abejas reinas, brindan los  hermanos Castro a sus siervos mas incondicionales.

Este señor, dando muestras de la demagogia y la hipocresía más repugnantes, anuncia que el desgobierno de la isla está convencido de que en Cuba existe una juventud ideológicamente preparada y dispuesta a darle continuidad a esa mal llamada revolución “hasta las últimas consecuencias”. Me pregunto cuáles serán para ellos esas últimas consecuencias.

El mensaje no sorprende ni aporta nada nuevo a la realidad nacional; sabemos que ha estado presente en cada congreso, pleno o reunión de la Juventud Comunista donde, como es habitual, no pueden faltar  como “invitados permanentes” algunos miembros destacados de la gerontocracia cubana, para “ayudar y orientar”  ejerciendo su paternal  tutela para “el buen gobierno” de las nuevas generaciones de comunistas cubanos”.
 
Como es lógico sus palabras van acompañadas del consabido fraude en que se convierte  ese eterno llamado a una necesaria “mayor preparación político-ideológica” de las ya no tan nuevas generaciones, para poder asumir en un momento,  nunca precisado y mucho menos permitido hasta hoy, las riendas de la construcción del “socialismo cubano”.

Dijo Machado Ventura,  que los dirigentes del futuro en Cuba están en todos los lugares, pero omitió, que ninguno tiene cabida en esa implacable y hermética cúpula dominante de la que él forma parte, pues cualquier nuevo candidato debe esperar disciplinadamente el visto bueno de los hermanos Castro que certifique su actitud, únicamente  para lograr una proximidad controlada  al poder. Recordemos que los últimos discípulos, los  más aventajados graduados en la carrera política de esa selecta academia, fueron los defenestrados Carlos  Lage y Pérez Roque,  por pretender  tener algún poder de decisión independiente en el futuro nacional.

Preguntemos  a ese viejo manojo de  lapas dónde están las leyes de su dialéctica revolucionaria. ¿Qué pasó con los preceptos marxistas del constante cambio, del eterno movimiento, del desarrollo en espiral ascendente, de la sustitución de lo viejo por lo nuevo, la unidad y lucha de contrarios y tanta palabrería, que sólo ha servido para justificar un dogma inmovilista? Si según estos mismos conceptos, la práctica es el único criterio de la verdad, entonces, el medio siglo de dogma y represión de una tiranía,  llamada por sus acólitos  y admiradores  “revolución”, con sus septuagenarios y octogenarios dirigentes vitalicios, es el mayor fraude social y político del mundo moderno.
 
En nuestra patria el tiempo parece no transcurrir y el tan  anunciado futuro nunca llega, así con reiteradas artimañas, se continúa alargando el día del  lógico relevo generacional.

Esos retrógrados ancianos  no quieren descender de su pedestal y ansían morir en el gobierno para ser despedidos, con honores y sepultados en sus mausoleos. Hasta después de muertos pretenden mantener la distancia entre sus huesos y  los de ese  pueblo al que aun dicen representar.



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