Se fueron Los Soprano 

Juan Carlos Linares Balmaseda 

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Apenas trasmitidos los primeros capítulos de la serie Los Soprano, los telespectadores cubanos encontraron grandes similitudes entre los personajes de la serie y los de la clase gobernante cubana. El capo mafioso ejercía su caprichoso control sobre sus  subordinados y la población mediante la coacción, la extorsión y la violencia. Cualquiera podía ser borrado del mapa a una indicación suya. 

La mayor diferencia entre esta banda y el vetusto grupo que nos gobierna es que los Soprano no disponen de un aparato judicial que castiga con el encierro. Su mayor similitud: el sufrimiento que pesa sobre los controlados a toda hora; a veces incluso sobre los represores. Quizá por tal similitud las autoridades decidieron dejar de trasmitir la serie antes de que llegara a la mitad. 

¿El control que ejercen los déspotas es inamovible? ¿No se puede burlar? Un debate que presencié, desarrollado a las puertas de la sala de Internet de una sede diplomática en La Habana, que brinda el servicio gratuito a la población, me aclaró algunas cosas. 

-¡Aquí todo está controlado! –afirmó uno de los participantes en la discusión. 

–Los controles son más psicológicos que reales –intervino otro–. Ya los gobernantes no pueden controlar ni a su familia, y mucho menos a los deportistas, artistas y pueblo en general. 

-¿Y qué me dice de esas cámaras que abundan en la ciudad, como esa allá arriba, en el poste de la acera del frente? ¿No nos monitorean cada movimiento? ¿Eso no es un control intimidante?   

–Son para reprimirnos psicológica y físicamente en un momento dado. Pero así y todo, con ellas nunca podrían establecer un control sistemático. Ahorita, cuando usted entre a Internet, quedará libre de ellas. Esos controles son insignificantes. 

El otro polemista ripostó de inmediato: 

–Y si son insignificantes, ¿cómo fueron controlados más de un millón de personas en el concierto de Juanes, impidiendo que muchos expresaran abiertamente su descontento?

–Muchos de los allí presentes hubiesen querido ponerse bajo la camisa un pulóver con una consigna de rechazo al gobierno, llegar frente a una cámara de la prensa extranjera y exhibir su propio mensaje. Lo hubieran logrado. Lo que faltó fue decisión y creatividad.