El debate no tiene swing

Luis Cino

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Ahora que de nuevo hay licencia para debatir (siquiera por 45 días, como una etapa de escuela al campo)  problemas concretos en las áreas más inmediatas, no se entiende bien qué es exactamente lo que se debate. Dicen que se pretende  hallar “qué tipo de socialismo queremos”. A juzgar por lo que se escucha en la calle, si estuviera en el lugar de los mandamases, no estuviera tan seguro de que es precisamente algún tipo de socialismo lo que quiere la mayoría de los cubanos. 
De cualquier forma, hay pocas opciones en el menú: el socialismo del siglo XXI con poncho, mentalidad de rancho y payasadas chavistas o el fascismo-socialismo de mercado chino. No hay más. El socialismo real que copiamos de los camaradas soviéticos hasta el desmerengamiento, se quedó sin médium que le traduzca del idioma ruso y la jerigonza.  

El plato principal es de receta complicada y se cuece despacio. Los ingredientes: varias hojas de manual marxista de la editorial moscovita Progreso, un trapo rojo, una olla de arroz frito a lo mandarín y un chorro de petróleo de Maracaibo.  

No es tarea grata perfeccionar, a fuerza de parches y tisanas, con mentalidad de bodeguero y látigo de mayoral, el maltrecho socialismo verde olivo. El problema es que si antes resultó un desastre, ahora que eliminan los subsidios y “las gratuidades indebidas” porque los pichones no deben molestar demasiado a Papá Estado, es peor. 

Trate de convencer que no es así a los obreros que se quedaron sin comedores, a los jubilados que se endeudaron con los “lloviznados” refrigeradores Haier y demás cacharros chinos, a los ancianos que les retiraron los 85 pesos que les daba Bienestar Social, a los hambreados de solemnidad que tiemblan de sólo pensar que puede desaparecer próximamente la libreta de racionamiento. Que les hablen de destrabar las fuerzas productivas y de nuevas formas de comercialización estatal a los cooperativistas, a los que se les vuelven a acumular los impagos y ven como sus cosechas se pudren porque si hay camiones y combustible, no hay cajas, o viceversa. 

Hasta en la prensa oficial, algunos se atreven a soñar. Claman por un socialismo que no sea chato, gris y aburrido. No se conforman con la pachanga orientada por el Partido. Alguien pedía un socialismo con swing. ¿No será demasiado aspirar a que los viejitos del Politburó, gente que no tiene swing, suenen como la orquesta de Count Basie o se comporten como un piquete de freakies en el parque de G tras un concierto de Sepultura?  
Nos han hecho tantas veces el cuento de la buena pipa, que ya no creemos en cuento alguno. Ni siquiera cuando en el periódico Juventud Rebelde se quejan de tanta abrumadora y anonadante verticalidad. Al cercenador “esto viene de arriba”, el periodista José Alejandro Rodríguez propone responder (aunque aclare prudente que no es un llamado a la rebelión) con un rotundo “pues esto viene de abajo”.  

De veras me gusta la frase. Me erizo y no llego al piso. Bravo por el colega. Sólo que dudo que  allá por las alturas, interese mucho lo que pensamos, soñamos y queremos por acá abajo. Ojala me equivoque. Quieran Carlos Marx y su profeta Lenin que sí.

luicino2004@yahoo.com