Las desventuras del sistema de pago (I parte)

Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - La Resolución No.9 del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social del 2 de febrero de 2008, por la cual se centran los pagos a los trabajadores en función de los resultados laborales obtenidos, tiene considerables obstáculos para implantarse a casi dos años de su promulgación, realidad reconocida hasta por la controlada prensa cubana.  

Desde su publicación en la Gaceta Oficial, la Resolución fue juzgada por muchos especialistas como un paso correcto para la incorporación de Cuba a una posición más actual y socialmente justa de la retribución del trabajo, independientemente de que algunos de sus aspectos, como los mecanismos reguladores de la estimulación de los dirigentes y otro personal indirecto,  subestiman sus actividades en relación con las personas directamente vinculadas a la producción.

Sin embargo, a pesar de la evaluación  positiva de los principios básicos de la Resolución, desde un inicio se auguró que la medida tendría innumerables obstáculos para poder ser implantada. A quienes así pensaron, la vida les ha dado la razón, pues son  pocos los lugares donde el sistema de pago por resultados funciona en la actualidad, debido a que el contexto empresarial y la distorsionada economía nacional hacen impracticable su aplicación.

El periódico Granma, en su edición del 2 de octubre, publica un artículo sobre la situación del sistema en la provincia de Pinar del Río, titulado Más tinta que sudor, donde se señala: “Según datos oficiales, en el primer semestre del año, aquí sólo se pagó por resultados el 13,8% del fondo de salario correspondiente al sector empresarial”. Las razones de ese escenario tan calamitoso se sitúan en la existencia de una mentalidad burocrática que impide el avance del sistema de pago por resultado y, por ende, el aumento de la racionalidad y la productividad del trabajo.

Indudablemente, la mentalidad burocrática, presente durante decenios, es un factor a vencer para aplicar cualquier sistema novedoso, pero no hay dudas de que existen varios factores objetivos que frenan su avance. No es un secreto para nadie que se requiere una mayor flexibilidad en la toma de decisiones por las empresas, hoy maniatadas por mecanismos centralizadores que prácticamente no dejan rango de movimiento. 

A la vez, existe un enorme descontrol en las empresas, producto de hechos como la baja retribución de los especialistas que deben crear las normas y después controlarlas, en lugares donde malamente existen sistemas contables, lo que ha incidido en la generalizada carencia de técnicos en esta difícil y complicada actividad. Todo esto sucede en un ambiente de falta de motivación laboral de todos los trabajadores por los bajos salarios, además, pagados en una moneda inservible en las tiendas del propio Estado.