Criar cuervos

Odelín Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Quisiera saber por qué aquellos cubanos con posibilidad de pagar 5 cuc (120 pesos en moneda nacional al cambio actual de 24 X 1) por una hora de navegación en Internet, deben registrar su carné de identidad en la sala del Capitolio. Igual sucede con los extranjeros que acuden a este centro; quieran o no, su número de pasaporte debe estar en el listado de visitantes. 

El asunto no termina con el nombre, número de identidad o pasaporte del cliente. También se registra el código de acceso al ordenador, un número de 12 cifras escrito con bolígrafo o lápiz sobre el comprobante de pago que se recibe en la taquilla de entrada.  
¿Cuál es el objetivo de tanto control? ¿Qué destino tiene esa lista de visitantes? ¿Tendrán asteriscos aquellos nombres de navegantes asiduos? 

Un viejo amigo que estudió en la escuela militar Camilo Cienfuegos del municipio Cotorro, en la capital, se disgustó porque en la fábrica de helados Coppelia donde labora como estibador, se instalaron 37 cámaras de video. “Ya no se puede inventar, estoy vigilado hasta en las taquillas”, dice. 

A la hija de mi vecina Zoila, recién graduada como técnica de laboratorio, le troncharon su misión a Venezuela por “hablar mal del gobierno”. Lo que sucedió en realidad fue que alguien con el oído bien afinado la escuchó quejarse de los apagones. 

Dionisio, ex cadete que hoy colabora como fotógrafo en un proyecto no gubernamental, fue el único en su cuadra que se quedó sin asignación de teléfono. La razón: es un “mercenario” al servicio de una organización anticastrista. 
    
Si se trata de reprimir, fabricar causas, celebrar juicios sumarios, espiar o contra espiar, sobre todo a quienes se aparten de la línea oficial, les aseguro que el Estado nunca escatimará en incrementar el listado de recursos materiales y financieros para tales empeños. “Garantizar” la tranquilidad ciudadana, en tanto se vea amenazada por disidentes pacíficos y no por puñaladas, robos, asaltos, timadores y acosos de todo tipo, es prioridad para quien manda y paga. 

Y es por ello que la juventud da un paso al frente, o mejor dicho, la empujan a la única convocatoria posible: carreras universitarias sólo para los revolucionarios. 

Como parte de la graduación 50 Aniversario del Triunfo de la Revolución, más de 800 cadetes y oficiales de los cursos a distancia o por encuentro, se graduaron en el Instituto Superior del Ministerio del Interior (MININT) Capitán Eliseo Reyes. Según una nota de la periodista Irene Izquierdo, publicada en el semanario Tribuna de La Habana el pasado domingo 19 de julio, dicha institución “ha ido perfeccionando sus planes de estudio a tono con las exigencias del país y de la institución”. 

¿Exigencias del país, de la institución? 

Una nueva carrera, Ingeniería en Informática Operativa, se incorpora a la facultad de los que en su momento tendrán bajo monitoreo permanente los “intereses del pueblo”. Aunque como práctica, ya la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI) contaba con su equipo de dinamiteros en la red, doble turno incluido, una graduación de ciber espías emergentes o integrales no vendría mal en las “nuevas circunstancias”. 

¿Cuáles son las nuevas circunstancian? ¿Acaso la telefonía celular, las salas de navegación, los soportes de información digitalizada o el cable bolivariano de fibra óptica, aún en proyecto, traerán irremediablemente otros intrusos a casa? 

A tono con las nuevas exigencias en los últimos cinco años surgieron los trabajadores sociales, los maestros emergentes e integrales, los instructores de arte y los “inspectores de inspectores”. Se bloquearon páginas “subversivas” en Internet. También la empresa Radio Cuba incrementó el espectro de interferencia a Radio y TV Martí, el número de repetidores de señal y las brigadas móviles destinadas a detectar los receptores satelitales en el sector residencial. 

En fin, en su momento una y otra generación ha tirado al cesto de reciclaje la filosofía  marxista, las notas de la Internacional o el diario de Ché en Bolivia. Eso ya lo sabemos.
Hoy, hablar mal del gobierno es como hablar de pelota, y de la pelota y sus peloteros no se habla muy bien por estos días.  

El régimen cree tener las de ganar reclutando jóvenes para nutrir las filas del  Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas o en el resto de las facultades para revolucionarios. Es como criar cuervos. Algún día le sacarán los ojos.