El Royal Ballet en La Habana

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - Un extraordinario acontecimiento cultural tuvo lugar en La Habana con las presentaciones del Royal Ballet de Londres los días 14, 15 y 16 de julio en el teatro García Lorca; y 17 y 18 en el Karl Marx. 

La compañía, una de las más prestigiosas del mundo, viajó con 150 miembros, de ellos 96 bailarines de 19 nacionalidades, así como músicos y personal técnico. Previamente había enviado por vía marítima 10 contendores con todo el equipo necesario, desde suelo especial para bailar, hasta luces, escenografía y trajes.   Con ello iniciaba una gira por América Latina.

Su  directora, Dame Monica Mason destacó el papel de Carlos Acosta, uno de los mejores bailarines del mundo y miembro del Royal Ballet, para propiciar este viaje. Por su parte, Acosta enfatizó al pueblo que se trataba de un acontecimiento cultural histórico, que podrían contar a sus hijos y nietos, y que, además, había sido sin costo alguno.  Indudablemente, el prestigio de Alicia Alonso y el Ballet Nacional de Cuba  influyeron para que tantas personas hicieran ese gesto altruista.  

Muchos han sido alumnos de maîtres cubanos, que han impartido clases en Londres, Nueva York y otras capitales. Carlos es admirado, y su compañera de baile en esta ocasión, Tamara Rojo, expresó que iba verlo bailar en España cuando ella ascendía en su carrera.

El 16 de julio, la compañía dedicó las actuaciones a Alicia Alonso, a quien Dame Monica Mason entregó un ramo de flores luego de expresar: “Es un gran honor para el Royal Ballet  rendir tributo a Alicia”. A lo que la gran bailarina  contestó: “Me parece un acto muy bello, pero no me lo dan sólo a mí, se lo dan al pueblo de Cuba.”

En igual fecha de 1946, Alicia bailó por primera vez en el Covent Garden de Londres, según destacaron los medios de prensa cubanos. Nació en 1920 en La Habana y despegó su carrera en el Ballet Theater of New York, en 1940.  En 1948 creó el Ballet Alicia Alonso, junto a su esposo y bailarín  Fernando Alonso, que luego sería el Ballet Nacional de Cuba.

En el homenaje hicieron parejas los primeros bailarines de ambas compañías, lo cual constituyó un reconocimiento del Royal Ballet a la calidad de los cubanos.  En las veladas se presentaron obras clásicas y modernas del Royal: Manon, por Tamara Rojo y Carlos Acosta; Thais, por Leanne Benjamin y David Makhateli; Un mes en el campo, por Zenaida Yanowski;  Chroma, de Wayne McGregor; Voice of Spring, de Frederick Ashton; Romeo y Julieta y Farewell, de Kenneth Mac Millan; Temas y Variaciones, de George Balanchine; Pas de Deux, de Giselle; Don Quijote y Lago de los Cisnes.

Las entradas para las funciones se agotaron en poco tiempo, tanto por la demanda del público en las taquillas de los teatros, como debido a que los organizadores reservaron gran parte de las mismas. 

No obstante, para que no faltara el populismo oficial, se colocó excepcionalmente una pantalla frente a la escalinata del Capitolio, próximo al García Lorca, y en el paqueo cercano al Karl Marx. Allí fueron los artistas, luego de las actuaciones para dirigirse a los presentes.  Ocasiones en que Carlos Acosta destacó sentirse muy ligado a su pueblo, y sugirió que no olvidaba su origen humilde, a pesar de la fama. Cuando recalcó, emocionado, la significación de tener al Royal Ballet en Cuba, mencionó con euforia que habría otro acontecimiento relevante por la actuación de la Orquesta Sinfónica de Nueva York en octubre próximo.

Casualmente, coincidiendo con el Ballet, 5 directivos de la orquesta  se encontraban en La  Habana para realizar las coordinaciones. Se espera que actúe el 31 de octubre y el 1 de noviembre. Según las agencias de prensa internacionales, el presidente de la orquesta, Zarin Mehta, dijo  que la decisión final se adoptaría a su regreso en Nueva York en consulta con la junta directiva.

Eric Latzky, vicepresidente de comunicaciones de la orquesta indicó que el anuncio oficial podría demorar un mes. Luego de un fin de semana de gira por salas de concierto y reuniones con funcionarios cubanos, manifestó  que el viaje parece promisorio. Podrían presentarse en el teatro Amadeo Roldan (900 butacas). Alan Gilbert, próximo director musical de la orquesta, se espera que sea el conductor. Los directivos dijeron que el gobierno en Washington aceptó otorgarles permiso para una gira.

La Orquesta Filarmónica de Nueva York actuó en febrero de 2008 en Pyongyang, capital de Corea del Norte, lo que ha sido apreciado como un hecho sin precedentes en medio de las tensiones causadas por una de las dictaduras más férreas y peligrosas del mundo, y recuerda los juegos de ping pon con China, en los años 70.

En cuanto a las expectativas para La Habana, Mehta señaló que el objetivo de la orquesta no es mejorar las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, sino entre los pueblos de ambos países. No obstante, se aprecia como una contribución para reducir la confrontación que dura 50 años por parte de la Administración del Presidente Barack Obama.

Sería muy provechoso que se ampliaran las representaciones culturales, académicas, científicas, deportivas y de muchas otras esferas entre Estados Unidos y Cuba, así como de Europa y el resto del mundo, y los viajes de todos los norteamericanos que deseen hacerlo, pues los contactos entre personas podrían redundar muy positivamente. 

Asimismo, Carlos Acosta ha demostrado el valor de la lógica contratación y actuación de los cubanos en el exterior, con los 5 días habaneros del Royal Ballet.

La injusta política de prohibirlo y la estigmatización de grandes valores han privado al pueblo cubano de disfrutar de personalidades de fama mundial como Celia Cruz y Bebo Valdés, y ha convertido en exilados a bailarines como Esquivel, así como a músicos, cantantes, actores y escritores, antes de que comenzara la permisibilidad controlada.