Donde se fusiló hoy se baila

Tania Díaz Castro  

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) - En Cuba cualquiera puede opinar en los medios de comunicación, todos propiedad del Estado, pero cualquiera que sea castrista, y sobre todo, dirigente político.

Un tal Joel Queipo, muy conocido en su casa, miembro del Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), expresó el pasado 5 de julio en la prensa escrita: “Debemos renunciar al estudio academicista y dogmático de la historia y vincular a los jóvenes desde la base, para acercarlos a nuestra historia”.

Y para llevar a cabo su sugerencia, la UJC, en coordinación con el Partido Comunista de Cuba y con los Consejos Populares del régimen, ha organizado en todo el país numerosas actividades que, por sus características, pueden resultar bien dogmáticas, si tenemos en cuenta que son estas organizaciones ejemplo de dogmatismo durante más de 50 años de dictadura totalitaria: expresan sus opiniones de manera categórica e irrefutable y rechazan las críticas y las dudas categóricamente.

Recordemos, para aquellos que no son duchos en memoria histórica, al Comandante Invicto, con su constitución irrevocable.

Son estas organizaciones políticas las que dirigen actividades de grupos juveniles en acampadas y espectáculos bailables; organizan excursiones a lugares históricos vinculados a la lucha guerrillera de los castristas para tomar el poder, y con sus discursos a través de las consabidas personalidades “relevantes” de la Asociación de Combatientes.

Pero lo que más llama la atención es que como parte de esas actividades por el aniversario 50 de la revolución, más de dos mil ruedas de casino -baile popular cubano-, integradas por jóvenes de ambos sexos, participan de dichos eventos, y que fue la fortaleza San Carlos de la Cabaña uno de los escenarios escogidos.

Esta fortaleza, que mira a La Habana, es la mayor que construyeron los españoles a fines del siglo XVI en América a un costo de 14 millones de pesos. En 1859 contaba con 120 cañones y obuses de bronce de todos los calibres. Un siglo después, en esta misma fortaleza, ocurrieron hechos sangrientos que no se olvidan: Ernesto Guevara, más conocido como Ché, dio órdenes de fusilar, en pocos meses, a más de doscientos hombres vinculados a la dictadura anterior a la de los hermanos Castro. En el filme Ché el argentino, su director Steven Soderbergh fue fiel a la historia al incluir una escena donde se ve a un grupo de cubanos cuando a la entrada de las Naciones Unidas, en 1964, le gritaban asesino al guerrillero comunista.

También en La Cabaña permanecieron largos años miles de presos políticos anti castristas, como Huber Matos, Eloy Gutiérrez Menoyo, Ernesto Díaz Rodríguez, entre muchos.

Lo que sí parece muy improbable es que estos jóvenes que hoy visitan La Cabaña para bailar y conocer su historia, se marchen de allí bien informados. Sin dogmas, ni fanatismo.