Llamado a la esperanza 

Alfredo Domínguez Batista, prisionero político 

PRISIÓN PROVINCIAL DE LAS TUNAS, Cuba, enero (www.cubanet.org) – Es insignificante el por ciento de la población mundial que a lo largo de la historia ha controlado, dirigido y administrado las sociedades de sus países. Habría que preguntarse cuál ha sido el método utilizado para dominar y controlar el pensamiento.  

Tengo en mi mente a todos los rebeldes que buscan la libertad; a los tiranos que implantan leyes degradantes contra quienes promueven cambios; a los simples demócratas y defensores de los pueblos hundidos por dinastías y dictaduras; a los que, amando las ideas de Martin Luther King y Mahatma Gandhi, luchamos contra los déspotas. 

No me hace bien hablar de guerras; me debo a la paz y a Dios. Los hombres comprometidos deben resolver los conflictos sin que se pierdan más vidas. Pienso en los millones de pobres y desamparados y miro al cielo como el techo con que Dios los protege. 

Puede haber muchas ideas para darle al hombre lo que necesita y respetar su dignidad; es posible un sitio donde prevalezcan los derechos al vestido, el calzado, los alimentos, las medicina, la educación y la paz. 

Puede haber muchas formas señores presidentes; pero no hay mucho tiempo; cada segundo mueren miles de personas, cada minuto alguien pierde la fe, cada hora se devasta la economía, aumentan las enfermedades, cada año se pierde un pedazo del planeta por ambiciosos proyectos que no tienen en cuenta el cuidado del medioambiente.

Ojalá que el año que comienza traiga la paz donde no la haya, que no se persiga a nadie por hablar y luchar pacíficamente por los derechos humanos, como hacen a diario los gobernantes cubanos.

Quiero terminar deseando un feliz año nuevo al pueblo de Norteamérica, al señor presidente electo Barack Obama y su equipo de trabajo, y a las organizaciones de buena voluntad que apoyan nuestra línea de lucha pacífica; a los opositores dentro y fuera de Cuba, a las Damas de Blanco, a Martha Beatriz Roque Cabello, Oswaldo José Paya Sardiñas, y a mis siempre queridos periodistas Juan Carlos González Leiva y José Ramón Pupo Nieves. 

Alfredo Domínguez Batista fue condenado a 14 años de prisión en abril de 2003.