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6 de enero de 2009
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Un muñeco con cara de malo

Tania Díaz Castro 

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - El año que recién finalizó fue un año malo. También 2007, 2006, y si seguimos el conteo regresivo, todos los anteriores hasta 1959. Eso dice mi vecino, que no tiene pelos en la lengua y que se pasó más de una semana fabricando una figura humana rellena de aserrín, vestida con camisa y pantalón desteñidos, un par de zapatos rotos encontrados en la basura y con cara de malo. 

Colgó al muñeco de un clavo en el portal de su casa y le dio candela exactamente a las doce de la noche del 31 de diciembre, en presencia de todos, que gritaban alegres porque así, simbólicamente, despidieron todo lo malo que nos había traído el año viejo.  


2008 no fue nada bueno. En Cuba todo siguió igual o peor. Los cubanos seguimos sin tomar leche al amanecer, y para colmo, a nivel mundial, estalló la crisis financiera y la Organización de Naciones Unidas lo consideró como año terrible por el número de víctimas provocadas por las catástrofes naturales.  

Fue un año bastante funesto para los intelectuales y artistas. Murió mucha gente por el mundo, perdimos a los escritores Alexander Solzhenitsin y Arthur C. Clarke; a la cantante africana Miriam Makeba, a Paul Newman. Murieron el patriarca de la iglesia ortodoxa rusa, Alexis II, y  Edna Parker, la norteamericana más longeva del mundo (115 años).

En Cuba, murieron los directores de cine Humberto Solás y Octavio Cortázar, los actores Miguel Benavides y Julio Antonio Casanova, el músico Juan Blanco, el destacado director de TV Erick Kaupp, el musicólogo Helio Orovio, el diseñador gráfico José Gómez Fresquet -Frémez-, el escritor y pintor Alberto Yañez, Enriqueta Reyes, la primera mujer bombera de la provincia de Villa Clara, Mario Girona, maestro de la arquitectura cubana y destacados científicos y hasta hijos de dirigentes políticos, como Celia y Abel Hart Santamaría.

Hubo muchas razones para que en el pueblo de Santa Fe, localidad costera de La Habana, se quemara un muñeco con apariencia de malo e indigente. Pero lo curioso es que no se trata de una vieja tradición nacional, sino algo que se ha puesto de moda desde hace unos años; como un nuevo modo que han encontrado los cubanos para conjurar el mal.  

-Es -dice mi vecino-, porque cada año que comienza, termina igual o peor. Nada mejora. Como si por arte de magia o de brujería nos mantuvieran colgados de un hilo y detenidos en el tiempo.

En Santa Fe, por ejemplo, hay muchas casas que aún están en muy mal estado a causa del ciclón Denis, que nos azotó en 2005. Entonces, ¿tenemos o no razón para fabricar un muñeco y darle candela en presencia de todos? A quién se parece o quisiéramos que se pareciese el muñeco, no lo sé. Pero…les doy una pista: tiene cara de malo. 

 

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Fotos de Nury A. Rodríguez
REVISTA CUBANET
 
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