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1 de enero de 200
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Cerámica cubana

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) - Para hablar de cerámica artística en Cuba hay que remontarse a los inicios de los años 50, en un  taller de cerámica propiedad del Dr. Rodríguez de la Cruz. Allí, fueron a trabajar los mejores pintores de la época, Amelia Peláez, Lam, Portocarrero, etc.  Muchas piezas de pequeño formato, producidas y decoradas por estos artistas, se conservan en los principales museos de arte moderno y algunas en los fondos del Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.

En la década de los años cincuenta el desarrollo arquitectónico de la capital cubana propició el desarrollo y expansión de la cerámica artística. La decoración de espacios constructivos con murales de cerámica en  edificios habaneros ofreció la oportunidad a estos artistas de unir la impronta artística a la obra arquitectónica.

Ejemplos de ello son el mural Abstracción (1953) en el edificio del antiguo Tribunal de Cuentas, el mural Historia de las Antillas (1957), de René Portocarrero, en el lobby del hotel Habana Libre (antiguo Havana Hilton), el mural monumental al frente del mismo hotel, Las Frutas del Trópico (1957 -1958) obra de Amelia Peláez, el mural Sin Título (1957) de Lam, en el edificio del Retiro Médico. Desperdigados por la capital cubana quedan los trabajos de otros afamados artistas plásticos en casas y edificios. Fatalmente subvalorados, olvidados después del año 1959, quizás por ser muestra del pujante desarrollo arquitectónico cubano pre revolucionario.

En la actualidad, no existe una escuela de cerámica cubana. No obstante, hay un movimiento de ceramistas agrupados en los pocos talleres en los que pueden quemar sus piezas. Los talleres de Santiago de las Vegas, el de Cubanacán y el de Amelia Peláez, hoy parte del patrimonio artístico del país, por considerarse lugares históricos, no admiten el ingreso de nuevos ceramistas.

Entre los ceramistas cubanos encontramos pintores, dibujantes, arquitectos. Ellos sintieron la llamada del barro y el modelado, y practicar el arte de la cerámica  significó un gran esfuerzo por no contar con talleres oficiales que los acojan. En estos casos el aprendizaje de los procesos y las técnicas son muy difíciles. Entre los ceramistas actuales, la figura del pintor Alfredo Sosabravo sobresale  por ser él quien comenzó con el ensamblaje de piezas y el desarrollo de la cerámica escultórica.

Sin materiales para desarrollar su trabajo,  y sin apoyo tecnológico,  los ceramistas se han impuesto. Así lo atestiguan las bienales celebradas desde 1989 hasta 2008, bienal donde fueron premiados Adolfo Alfonso, Osmany Betancourt. Teresa Sánchez, Ioán Carratalá, Eugel Díaz, Alder Calzadilla y David Velázquez.

En las últimas bienales los ceramistas han hecho gala de una mirada crítica del ser humano y del contexto social, por eso tienden a plasmar la realidad mediata e inmediata en sus obras.

A pesar de ser llamada aún la Cenicienta de las artes plásticas en Cuba, la cerámica cubana goza de buena salud gracias al esfuerzo y talento de los artistas.

 

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Fotos de Nury A. Rodríguez
REVISTA CUBANET
 
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