Este es el momento 

Yosvani Anzardo Hernández 

HOLGUÍN, Cuba (www.cubanet.org) - El caos es una especie de orden. Los buenos son hijos de lo siniestro, los malos se empeñan en parecer buenos. Las víctimas son culpables de su situación; la mentira es promiscua y se acuesta con todos; la muerte te salva y la vida te hace un villano; las buenas intenciones intensifican los daños; muchas cosas son y se niegan a la vez; la cosa en sí tal vez no existe. Pero de todo lo que vemos y lo que no, hay algo que no cambia y es siempre muy claro y transparente, tanto, que muchos genios de lo perverso no pueden entender por ser inhumanos.  

La humanidad no puede ignorar su naturaleza, y no necesita ideologías, porque van contra la inteligencia. Cuando todo apuesta en contra de la vida esta surge con dolor, como un milagro. 

En Cuba los ciudadanos tuvieron que perder la esperanza para que pudiera renacer cuando parecía imposible. He visto un hombre donar su sangre a cambio de un trozo de pan para un niño con hambre; y a varios hombres donar su salarios para fundar un movimiento opositor. Una mujer empeñó su televisor para viajar y reunirse con sus líderes.

Se ven al mismo tiempo muchas personas enajenadas, durmiendo en los rincones, enfermedades que mutilan y no pueden ser tratadas porque no hay con qué. Unos dicen que no hay médicos, otros que no hay medicinas, muchos que no hay vergüenza, y lo que falta es humanidad, porque el sistema es ilógico e inhumano. Millones de personas en Cuba no tienen voz. 

Este planeta necesita un poderoso enemigo para que podamos todos ser amigos. Pero el peor de los enemigos es el que está entre tus amigos y se empeña en no ser visto; habla como amigo, actúa como amigo, pero se mueve como lo que es. El hombre debe ser libre, y todo lo que atente contra esa libertad es el enemigo. Todo hombre que pretenda ser todopoderoso es el enemigo. Pero el que desee ser esclavo debe también tener el derecho de serlo.

El que habla como bueno para erigirse en todopoderoso se aísla en su mansión, habla mucho, pero vive lejos de la realidad de su pueblo; es como pisar cucarachas con botas nuevas, porque a nadie se le ocurre pisar las cucarachas descalzo. Por ahí anda un hondureño que pretendía ser "bueno", paseando por América Latina mientras los ingenuos se desangran en su nombre, cuando por lo menos debiera estar con ellos; todos son así, y nada puede sorprender porque es demasiado.