El General y sus retruécanos

José  Antonio Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba, agosto (www.cubanet.org) - El general Raúl Castro intentó  decir algunas cosas novedosas en su discurso clausura del III Período Ordinario de Sesiones de la Legislatura siete de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el pasado primero de agosto. 

Aseguró que sabe lo agobiante que resulta carecer de vivienda, pero que solucionar ese gravísimo problema “no depende de deseos, requiere tiempo, recursos y sobre todo trabajo”. 

¿Cuándo él, sus hijos o nietos han afrontado alguna dificultad habitacional? Sería bueno conocer ese detalle porque de lo contrario quedaría en el misterio la manera en que supo “lo agobiante” que es no tener vivienda y la imposibilidad de tenerla. Cuando no se tiene dónde vivir, el calificativo no es precisamente “agobiante”. 

Su hermano Fidel afirmó, en su conocido alegato La Historia Me Absolverá, que era posible que cada familia cubana tuviera una casa confortable. Dijo que lo que gastaba el Estado en tanques y cañones y en mantener a un  innecesario ejército daba para construir esas viviendas. 

No es un secreto que el ejército de los Castro ha gastado y gasta infinidad de veces más recursos que los consumidos por el ejército de la República en toda su historia. Pero el argumento de utilizar los cuantiosos gastos que originan las Fuerzas Armadas en la solución del gravísimo problema habitacional existente en Cuba, sigue siendo válido y más necesario que nunca llevarlo a la práctica. 

El gobernante tiene interés, lo repitió nuevamente, en perfeccionar la institucionalidad del país. Pero, ¿dónde estaba él durante los quince años que se les prohibió a los cubanos hospedarse en los hoteles violando la Constitución? ¿Y qué ha hecho para terminar con las llamadas “zonas congeladas”, donde sólo es posible vivir si lo autoriza el Ministerio del Interior?  Eso es una violación flagrante de la Constitución Socialista. 

Y casualidad, en esas “zonas congeladas” es donde tiene sus confortables, bonitas y elegantes viviendas la clase gobernante. 

Raúl Castro reiteró en su discurso la disposición a mantener con Estados Unidos un diálogo “entre iguales”. ¿Pensará seriamente que el comunismo es igual a la democracia? ¿Creerá que un gobernante comunista es igual a un Presidente electo democráticamente? 

El jefe del Consejo de Estado no realiza bien sus retruques. La bola no da como es adecuado  en la banda. Al mismo tiempo que asegura que no lo eligieron (¿?) Presidente para destruir el socialismo, sino para mantener y continuar perfeccionando ese sistema que el pueblo de Cuba desea, crea la Contraloría General de la República, que tiene entre sus principales funciones poner al descubierto y controlar los actos delictivos de los  dirigentes socialistas. 

También habló de que su gobierno “continuará cumpliendo escrupulosamente, como hasta ahora, los acuerdos migratorios con Estados Unidos, y dijo que la Ley de Ajuste Cubano es un estímulo para las salidas ilegales –nadie se va ilegalmente de su país- y el contrabando de personas. ¿Cómo es posible entender que la gente huya de lo que ha escogido y desea como forma de vida? 

No es necesario elegir a nadie para que destruya al comunismo. El mejor sistema es el que garantiza a los ciudadanos la posibilidad de desarrollar sus potencialidades en busca de obtener bienestar material y espiritual. Lo otro es una mala pasada de la historia  que no puede ser reciclado porque es altamente tóxico. Y los seres humanos eligen, como cualquier otra especie, vivir.

fornarisjo@yahoo.com