I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I NOSOTROS I NOTICIAS POR E-MAIL
22 de septiembre de 2008
IMPRIMIR

Alerta al futuro (II parte. Final)

Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Un primer grupo es el que se muestra creyente en los “principios” de la revolución. Considera que es posible alcanzar sus metas personales y encontrar las vías para llegar a ellas dentro del proyecto de la Revolución. Para lograrlo, apelan a la doble moral como mecanismo para obtener sus fines, se insertan dentro de las estructuras formales para aprovechar sus ventajas.

Aparentan ser fieles partidarios del sistema y su escala de valores es similar a la que durante años se nos ha querido imponer; mientras utilizan las posiciones que alcanzan para satisfacer sus necesidades y aspiraciones; en fin, son quienes practican con más frecuencia la corrupción. 

Un segundo sector, desconectado de la realidad. Entre estos jóvenes se ha mostrado con más fuerza la prostitución, las conductas marginales y trasgresoras de la ley. En los últimos años el gobierno ha desarrollado una política para tratar de controlarlos e insertarlos en el modelo social imperante. Para ellos se diseñó gran parte de la llamada “batalla de ideas” con la educación integral y la municipalización universitaria, aunque para los recalcitrantes están los expedientes de peligrosidad social y más de 200 cárceles y reformatorios a lo largo y ancho del país.  

Para intentar controlarlos también se ha fomentado el culto a determinados géneros musicales, como el rap, el rock y el hip-hop y sus correspondientes festivales, revitalizando el papel de las casas de cultura y diversas asociaciones. Además, músicos y artistas condenados en décadas anteriores al ostracismo, hoy se pueden volver a escuchar y leer, siempre y cuando no vayan más allá de lo permisible para el régimen.

Un tercer grupo, que sólo ve en la salida del país la única forma de dar solución a sus aspiraciones. Utilizan todas las vías, desde el matrimonio con extranjeros hasta las salidas por el mar en frágiles embarcaciones. Esto es un reflejo de cuánto la política totalitaria del sistema ha desarraigado a los jóvenes del apego a los valores nacionales y de la gran carga de frustración que domina a muchos de nosotros. 

Tener un proyecto de vida en Cuba siendo joven es muy difícil. Estudiar te obliga a subordinarte a criterios con los que muchas veces no estás de acuerdo o consideras absurdos. Formar una familia donde escasea la vivienda, se vive hacinado, con problemas para alimentarse y vestirse, además de salarios insuficientes para vivir con un mínimo de dignidad, impulsa a miles de jóvenes a abandonar sus raíces para asentarse en cualquier lugar del mundo. 

Un cuarto grupo, minoritario aún, pero que debe ocupar un papel más activo en la dinámica de los cambios que exige la situación actual. Jóvenes que se han acercado a instituciones religiosas y fraternales, que crean asociaciones incipientes para canalizar sus inquietudes. También poco a poco van adquiriendo el valor de enfrentarse a la política represiva del sistema, se integran a la sociedad civil que se va gestando en la nación y se comprometen con un nuevo proyecto nacional. 

Este proyecto o alternativa nacional requiere del reajuste a las nuevas circunstancias nacionales y globales. No se puede obviar que cada nueva generación se aproxima a su época de manera distinta a las anteriores, en la misma medida en que la época es diferente, de ahí la importancia de la creciente participación de los jóvenes en esas redefiniciones.

Creo que sí es posible para los jóvenes tener un futuro en Cuba, pero hay que aprender a oírlos y sobre todo, dejarlos actuar. Seguramente los jóvenes trabajarán para evitar que los errores del pasado se repitan, y así evitar que se nos robe el futuro.

 

REVISTA CUBANET
GALERÍA DE ARTE
GALERÍA DE FOTOS
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.