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19 de septiembre de 2008
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Alerta al futuro (Parte 1 de 2)

Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - “Los jóvenes de una nación son los depositarios de la posteridad” dijo Benjamín Disraeli. La historia está llena de múltiples ejemplos donde los jóvenes fueron el motor impulsor de los cambios y transformaciones que han ocurrido a lo largo de la vida humana.

La revolución francesa con Marat y Robespierre, los jóvenes Bolívar y Martí en América; la Revolución Rusa con Frunze, Stalin acompañando a Lenin y las revoluciones de terciopelo en Praga. Y más recientemente la naranja en Ucrania. Son muestras de lo que el dinamismo e ímpetu de los jóvenes pueden provocar.

La historia cubana no es ajena a esta dinámica, Agramonte, el Inglesito Reeve  y Juan Bruno Zayas en nuestras guerras de independencia. Años después, varios jóvenes encabezan la Protesta de los Trece y las tánganas universitarias; Guiteras y otros en la Revolución del 30. Después la generación del centenario que se enfrentó a Batista para restaurar las libertades democráticas consagradas en la Constitución de 1940, más tarde los miles de jóvenes que se alzaron contra la opresión comunista. Muchos murieron fusilados o condenados a prisión,  siendo el más conocido Pedro Luis Boitel.
¿Cuál es el panorama de la juventud cubana, hoy?

Existe una tendencia ascendente de la pérdida de la capacidad de socialización de las instituciones tradicionales: familia, escuela y  trabajo, así como el descrédito y desideologización del único partido legal en el país. Las normas y valores que se quiere imponer distan mucho de la realidad a la que nos enfrentamos diariamente.

Desde 1990, Cuba atraviesa la mayor crisis política y económica que ha sufrido el país. La caída del campo socialista significó la pérdida del asidero ideológico y el fracaso del modelo que fue referencia obligada durante varias décadas. En vez de la “revolución socialista mundial”  a la que llegaríamos, se mostraba ahora con claridad el desastre al que consiente o inconscientemente nos había llevado la dirigencia política del país, Castro y el grupo de personas cercanos a él.

La pérdida de mercado y de fuentes de abastecimiento estables trajo de inmediato cambios en la economía de los que hoy todavía no nos hemos recuperado. El desequilibrio financiero, con la consecuente reducción del papel del trabajo en las satisfacciones de las necesidades, la reducción misma de las posibilidades laborales, el mercado negro, entre otros factores, muestran la gran contradicción y falta de credibilidad en el  mensaje oficial, así como las difíciles condiciones diarias de subsistencia de la población joven cubana.

Para comprender cuáles son las alternativas en las que se desenvuelve la generación joven actual, es conveniente dividirla en sectores, que de manera general dan una perspectiva real de cómo actuamos los jóvenes y las vías para llevarlas a cabo.

 

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