A la puerta del aula

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - El nuevo curso escolar recién iniciado en Cuba promete expectativas nuevas a estudiantes y padres. Un aire de reestructuración sopla en las escuelas con las disposiciones tomadas por el gobierno cubano para sacar el sistema de educación del bache en que se encontró a final del curso pasado.

Con el reemplazo del antiguo ministro de Educación por una profesora más ligada a la formación de maestros, la ministra trata de centrar las acciones en la solución de los problemas más urgentes de los que afloran en los centros docentes.

En primer lugar, detener el éxodo laboral de los docentes, luego atraer a maestros experimentados para que se reincorporen a sus antiguas actividades escolares y que aporten su experiencia en las aulas. La cuestión, en realidad, es hacer regresar a quienes abandonaron las aulas por falta de atención y desvalorización de la profesión con el propósito de fortalecer un sistema afectado por la improvisación.

En el seno de los claustros de docentes se discute la falta de conocimiento de los cuadros intermedios de dirección desde hace mucho, pero no repercute en las instancias superiores. Ocurre en numerosos casos, para no pecar de absoluto, que un inspector designado a una dirección  municipal desconoce la enseñanza que supervisa y orienta metodológicamente a maestros y profesores con mucha más real experiencia docente.

Por culpa de una cadena de dirección vertical de arriba abajo, se pierden las experiencias pedagógicas adquiridas por los maestros, los que una vez al año se reúnen en talleres y presentan sus investigaciones, que pocas veces son divulgadas.

El sector de la Educación carece de un medio de divulgación pedagógica, existente en muchos países, y la difusión de las mejores experiencias pedagógica es obstaculizada por la ineficiencia de los cuadros de dirección.

La ineficaz política de cuadros implantada por el Estado para su supervivencia continúa invariable y es uno de los factores principales que  perjudica al sistema de enseñanza en Cuba, así como a todos los sectores de la vida nacional al privilegiar los méritos políticos antes que la eficacia de los resultados y el aporte de la experiencia.

Asimismo, un enfoque sobrevalorado del papel y el lugar de los jóvenes estudiantes en la dirección del proceso de enseñanza, ha conducido a un relajamiento de la disciplina escolar provocada por la pérdida de autoridad del maestro como eje central de la formación de los educandos y columna vertebral de la institución docente.

Para decirlo de otro modo, el maestro quedó atrapado entre la autoridad de los superiores: directores, funcionarios de inspección, reglamentos ministeriales, consignas de los rumbos políticos del país y las exigencias de resultados docentes óptimos necesarios para una evaluación docente satisfactoria que garantice un salario que apenas alcanza para subsistir.

Despojados de poder de decisión, guiado como una marioneta, mientras enfrenta las reales necesidades del aula, cientos de docentes faltos de motivación abandonaron sus puestos. En tanto no se los errores en la concepción de la educación en Cuba, el sistema escolar seguirá padeciendo de numerosos problemas. Resta por examinar la situación constructiva de los centros docentes que no dista mucho de problemática del país.

En este caso, es increíble la falta de cuidado material de los centros en los cuales se pierden desde interruptores de la luz hasta llavines, sustraídos en muchos casos por alumnos y los mismos maestros.