El peor de los azotes

Odelin Alfonso Torna

LA HABANA, Cuba, septiembre (www.cubanet.org) - Los habitantes de San Diego, Herradura, La Palma y el Valle de Viñales, en la provincia Pinar del Río, quedaron boquiabiertos ante el paso del huracán Gustav. Consideran los más veteranos de la región que no existe otro igual o peor que haya azotado la tierra donde se cultiva el mejor tabaco del mundo. 

Por razones de salud no se presentó el máximo líder de la revolución Fidel Castro en las zonas de alto riesgo. El octogenario comandante solía aparecer pavoneándose con chubasquero verde olivo, montado en uno de sus vehículos todo terreno para trazar su diagnostico meteorológico. 
 
El organismo con categoría cuatro, Gustav, dispuso de aproximadamente setenta kilómetros para atravesar la provincia Pinar del Río. En poco más de dos horas, dejó pérdidas que el Estado cubano tardará años en reponer.   

La respuesta a las afectaciones en más de 86 mil viviendas, 3 mil 500 casas de tabacos y 137 torres de alta tensión, a la cuenta de Gustav, es presentada por el gobierno como una prioridad en la llamada “fase de recuperación”. 

Pero Gustav no ha sido el peor de los azotes, ni el que más viviendas deterioradas o pérdidas económicas produjo con sus vientos. En cincuenta años de dictadura hemos estado sometidos a ráfagas sostenidas de politiquería, prohibiciones, corrupción, imposiciones y carencias de todo tipo. 

Para que se tenga una idea, solamente en el municipio capitalino Centro Habana existen 23 mil albergados en espera de una vivienda o de los materiales necesarios para la reparación de las afectadas parcial o totalmente. Los vientos de Gustav que azotaron a la capital, agregaron al listado 54 viviendas con derrumbe parcial y dos destruidas en su totalidad. 

¿Por qué no considerar la incapacidad y falta de gestión de los gobiernos municipales como otro de los azotes del castrismo? 

Los albergues o barrios “provisionales” en la capital del país no hospedan específicamente sólo a los afectados por eventos meteorológicos. 

Albergues comunitarios de bajo costo como El Comodoro, Cambute, o los de El Lucero y el reparto Obrero, fueron habilitados por el Estado con carácter provisional para aquellas familias afectadas por derrumbes, insalubridad o desalojos. Sin embargo, exceptuando la del reparto Obrero, el resto supera los quince años de construidos.
 
No es menos cierto que la provincia Pinar del Río es un sendero seguro para los huracanes que inician su marcha en las cálidas aguas del Océano Atlántico o el Mar Caribe. El peor de los azotes se viene encima de sus pobladores, quienes observan con recelo la respuesta entre dientes del gobierno. 

El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Consejo de Estado convocan a la prensa nacional y montan el show político de la recuperación. Entran en la escena camiones cargados con tejas de asbesto cemento, brigadas de reclutas macheteros y generales que aterrizan en las zonas devastadas por el fenómeno en sus viejos helicópteros rusos. 

Por otro lado, el edificio del Consejo de Estado albergó a 54 personas del barrio La Timba, consejo popular Vedado, en Ciudad de la Habana. Los entrevistados por la televisión cubana (que no podía desaprovechar el impacto mediático de tan generosa hospitalidad) aseguran que la comida es exquisita. Nunca en sus vidas comieron así. ¿Dónde si no? 

No se puede definir el tiempo en que Pinar del Río volverá o no a la normalidad. Ahora que el máximo líder cambió su chubasquero anticiclónico por un conjunto deportivo Adidas, su sucesor hermano enfrenta los meteoros con un termo de café Cubita sobre el escritorio, dando órdenes por teléfono. 

De momento, la economía militar asegurará las siembras de tabaco y cítricos en Pinar del Río. Sin dudas, son productos que le reportan grandes ganancias en divisas al régimen cubano. Según la Oficina Nacional de Estadísticas, el tabaco es el tercer rubro exportable después del níquel y la biotecnología, con ganancias en el año 2007 de 236. 3 millones de dólares. 

El plan arrocero de Los Palacios, las 100 mil caballerías de plátano, el tomate y la reposición de casi dos millones de tejas, pueden esperar. Quien ha vivido por cinco décadas los temporales más grises de la revolución, sabrá cuál es y será el peor de los azotes.