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17 de octubre de 2008
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Trabajar a la cañona

Tania Díaz Castro
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LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Gustavo, residente en la playa de Santa Fe,  me contó que dos amigos suyos fueron conducidos hace unos días a un centro penitenciario de Pinar del Río donde se fabrican materiales de construcción, pero que como sus amigos son de Santa Fe, él está seguro de que no van a trabajar.   

-Apuesto cualquier cosa -expresa- a que se quedarán metidos en el calabozo. 

Le creo. Santa Fe ha sido un municipio rebelde desde el triunfo de la revolución. Está considerado potencialmente delictivo, no sólo porque muchos de sus hijos se han ido en balsas por sus costas, sino porque una buena cantidad cumple años de prisión porque no quiere trabajar para el Estado. A Santa Fe también la llaman Pueblo de balseros y El otro Miami. 

Pero esto no solamente ocurre en Santa Fe. Es sabido que la escasez de fuerza de trabajo es un grave problema para el socialismo cubano y, hasta en sus Reflexiones, el propio Fidel Castro se ha referido a este asunto como algo muy difícil de solucionar, sobre todo en el área de la agricultura. A lo largo de medio siglo de sistema socialista la producción de bienes agrícolas e industriales de primera necesidad siempre ha estado en crisis. Las opciones puestas en práctica por el gobierno durante ese tiempo han sido muchas: persuasión, unidades de trabajo obligatorio, como las Unidades Militares de Ayuda a la Producción, conocidas por sus siglas UMAP, el Ejército Juvenil del Trabajo (EJT), campañas de trabajo voluntario, domingos rojos, etc. Y todas han fracasado.

En la actualidad, el gobierno se enfrenta un reto mucho peor: superar en poco tiempo los graves daños ocasionados por los huracanes Gustav e Ike. Para lograrlo ha apelado a la alternativa de llevar a prisión  a aquellos que se niegan a trabajar para el Estado, principalmente los vendedores ambulantes, los productores particulares de alimentos y otros que estén aptos para realizar trabajos físicos.

Ha sido fácil su localización ya que son conocidos en sus barrios. La población les compra sus productos en moneda nacional, como por ejemplo escobas, utensilios de cocina, detergente líquido, aromatizantes para el piso, y muchos otros que el Estado vende en pesos convertibles, que no reciben los trabajadores y mucho menos los jubilados. 

Por estos días la policía cubana está en acción en todo el país. Detienen a todo aquel que porte un bulto sospechoso, lo llevan a la unidad policíaca más cercana y si se trata de un vendedor ambulante, un reparador de colchones, un afilador de tijeras, un mecánico de cocinas de gas, etc., es llevado a un juicio sumarísimo y al día siguiente va de cabeza a uno de los talleres o granjas de trabajo pertenecientes al Ministerio del Interior. 

El gobierno propone la cárcel como solución…. o trabajar a la cañona.

 

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