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15 de octubre de 2008
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Nada será como antes

Leafar Pérez

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Nada será como antes es el título de una canción de Milton Nascimento. Se aproxima a la realidad que vive Cuba, con el agravante de que no sabemos a dónde nos dirigimos.

El paso de los huracanes Gustav y Ike ha puesto al desnudo la poca capacidad de las autoridades para responder a las dificultades originadas por un desastre, sobre todo en dos aéreas vitales: vivienda y alimentación.

Se esperaba que el gobierno, en esta difícil coyuntura, abriera espacios para que la ciudadanía resolviera sus problemas más acuciantes. La noticia de la entrega de tierras a quienes las solicitaran levantó tales expectativas que las autoridades anunciaron otras medidas similares, en lo que se presentaba como la apertura económica que Raúl Castro prometiera en su primer discurso cuando asumió el poder oficialmente el pasado 24 de febrero.

Sin embargo, contra toda lógica, las autoridades han emprendido una campaña ejemplarizante contra el mercado negro. Cada día son detenidas centenares de personas, acusados por diversos delitos contenidos en el Código Penal: receptación, acaparamiento, desvío de recursos, especulación, etc.

Pero, como dijo el Generalísimo Máximo Gómez, los cubanos no llegamos, o nos pasamos. La policía se encarga a diario de comprobar la sentencia del General: lo mismo detienen a un ciudadano por  trasladar 10 ladrillos que 60 huevos, o un racimo de plátanos, aunque lo más insólito sucedió en La Palma, en las afueras de la capital, cuando a un chofer lo obligaron a levantar el capó del carro y el policía, de olfato canino, lo acusó de utilizar un combustible que no era gasolina.

En un país donde el mercado negro es lo que permite sobrevivir a la población, la represión sistemática ha originado que muchos de los productos adquiridos por esta vía: leche, aceite de cocina, arena, cemento, hayan desaparecido. Los padres nos volvemos locos buscando qué hacer para que los niños desayunen, porque cuando un niño cumple los siete años dice adiós a leche vendida por la libreta de racionamiento. Sólo se puede comprar en el mercado negro, a 1 peso convertible la libra de leche en polvo, o en las tiendas recaudadoras de divisa, donde cuesta 5 pesos la misma libra.

Los agro mercados permanecen cerrados o desabastecidos, y aquellos que venden algo están vigilados por la policía para -dicen- controlar las colas. Vuelven a ser comunes las disputas en las filas, como en los años más duros del Período Especial. “¡Y esto es sólo el avance, caballeros, la película no la hemos visto todavía!” –exclamó una señora que hacía la cola correspondiente en el agro mercado de Santa Catalina y Diez de Octubre.

El transporte es otro sector que golpeado duramente. Los nuevos ómnibus apenas alcanzan para controlar la avalancha de personas que se aglomeran en las paradas. Y no es que nos hayamos multiplicado por arte de magia, sólo que la subida de los precios del combustible decretada por las autoridades y la caza despiadada de los taxistas particulares, los han obligado a esperar mejores tiempos.

Las medidas del gobierno van contra toda lógica. La solución de los problemas no está en aumentar las represalias y el control sobre la ciudadanía,  que convierten a Cuba en un barril de pólvora junto al fuego.

leafarcuba@yahoo.es

 

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