Política y politiqueros 

Juan Carlos Reyes Ocaña, Holguín Press  

HOLGUÍN, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - Son muchos los políticos que a través de la historia han utilizado diferentes ardides para recibir beneficios personales.

Cuentan que un alcalde de La Habana, durante la época republicana, logró sacarle unos cuantos pesos al gobierno de Batista con la ayuda de un periodista. Ambos fabricaron un mini basurero y luego hicieron un gran show propagandístico sobre la higiene de la ciudad, que terminó con una buena cantidad de efectivo para cada uno, desembolsado por el propio presidente para el supuesto saneamiento. 

Años después otros políticos en la capital utilizan dos terribles huracanes para negociar intereses gubernamentales, politizando cuestiones de índole humanitaria que van más allá de poses ridículas y orgullos absurdos. 

De acuerdo a las declaraciones del canciller cubano, Felipe Pérez Roque, Cuba no puede aceptar la ayuda que ofrece el gobierno norteamericano a los damnificados de los ciclones porque ese país nos mantiene "bloqueados". Sin embargo, está dispuesto "a comprar los materiales indispensables que las empresas norteamericanas exportan al mercado", y por supuesto, "con los créditos normales en esas operaciones comerciales". 

Se trata de un demagogo poniendo por encima del bienestar de miles de familias su politiquería. No pueden aceptar una donación, pero sí pedir fiado hasta que un día puedan pagar. ¿Quién autorizó al canciller a hablar en nombre de tantos damnificados que hoy se encuentran desesperados en Cuba? ¿Acaso hizo una encuesta? Si el régimen no acepta la ayuda, ¿por qué deben tener beneficios de, según ellos, su brutal enemigo?  

Es tal la maquinaria propagandística y la enajenación del régimen para con su pueblo en plena crisis, que en las reflexiones publicadas en el periódico Granma, escritas, supuestamente, por Fidel Castro, se lee: "Anhelaban que hiciéramos el bochornoso papel de limosneros". Y más adelante añade: "Cualquier producto procedente de Estados Unidos que llegue a nuestro país con fines contrarrevolucionarios debe devolverse o confiscarse". 

No creo que una persona que, como ellos, vive en una sólida mansión, necesite de donaciones o "limosnas"; muy diferente es la situación de los holguineros del barrio El Caguayo, que lo han perdido todo y a quienes, por haber construido sus casas ilegalmente, el gobierno no les vende ni una plancha de fibrocemento para cobijarla.