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1 de octubre de 2008
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Tejas al viento

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, octubre (www.cubanet.org) - La escuela de Arquitectura cubana alcanzó logros significativos en décadas pasadas. Durante el siglo XX se construyó mucho y bien. Mudos testigos son los innumerables inmuebles que desafían los vientos más fuertes.

En la actualidad, el programa de construcción de viviendas del gobierno se incumple año tras año. La mayoría de los hogares cubanos alberga generalmente a varias generaciones de una misma familia. Existen casos de familias jóvenes que nunca han tenido la oportunidad de vivir en una casa propia, sino legada por sus padres o abuelos. Gran parte de las viviendas no ha sido reparada en 30 ó 40 años.

Los dos últimos huracanes han demostrado que la endeblez de las construcciones no garantiza la protección de sus habitantes. Habrá quien se pregunte el por qué de tal desastre que afectó a decenas de  miles de inmuebles. La culpa la pagan los vientos y otros archiconocidos factores externos pero puede que eso no sea totalmente cierto. En una reciente emisión del noticiario de televisión, varios profesores de arquitectura expresaron que una de las causas del desastre fue la violación de las reglas y normas arquitectónicas. Es decir,  que las viviendas que se construyen no sirven. 

Todavía peor, concluyeron que los techos que se reparan en estos momentos no resistirán mucho si otro fenómeno meteorológico los agrede, pues los están poniendo sin tener en cuenta las adecuadas normas técnicas de la construcción. A esto se suman  muros fuera de nivel, falta de anclajes suficientes, mala colocación de las tejas, poco refuerzo, construcciones levantadas sin tener en cuenta los vientos, etc. Esto propiciará que los nuevos techos se vayan a bolina con el primer viento fuerte que sople. Y otra vez a recomenzar, como si todos tuviéramos algo de Sísifo. 

Mostraron los arquitectos, además, tejas confeccionadas según estudios técnicos, utilizadas en construcciones cubanas en África y Asia,  donde los techos de  tejas cubanas han resistido las inclemencias del clima.

El problema en la isla comienza con el desabastecimiento de materiales de construcción que enfrenta la población para reparar o construir viviendas. Por otro lado, los materiales para cubiertas más fáciles de obtener son las frágiles tejas de fibrocemento. A lo anterior se suma que se construye sin respetar mucho las normas técnicas, ni tienen conocimiento los ciudadanos de cómo levantar sus viviendas, construidas la mayoría de las veces con materiales precarios. Atrás han quedado las casas de bloques de hormigón y placas de cemento fundido. Justamente, esas fueron las que resistieron el embate de los vientos.

Un familiar cercano necesitó reparar su casa, pues el techo estaba a punto de caerle encima. La vivienda, situada en un primer piso, se construyó en la década de los años 20 del siglo pasado. La meseta de la cocina tuvo que hacerla dos veces porque los primeros albañiles que contrató no sabían mucho del oficio. Con tantas escuelas de artes y oficios no hay ninguna que enseñe bien a los jóvenes las reglas de la albañilería. Tampoco se permite, legalmente, la formación de brigadas bajo la dirección de un contratista y un ingeniero o un arquitecto que transmitan a los jóvenes el conocimiento práctico, y el  Instituto Nacional de la Vivienda no se ocupa del asunto, sino de controlar la propiedad de  las viviendas.

¿Seguirán los vientos arrancando los techos de finas tejas acanaladas cada vez que a un huracán decida darse un paseíto fatal por la isla? Parece que sí. Mientras, la propaganda oficial continuará escondiendo la pobreza que afecta a la nación.

 

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Litografía. Quitrín, La Habana, Cuba, 1850
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