I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I NOSOTROS I NOTICIAS POR E-MAIL
25 de noviembre de 2008
IMPRIMIR

Avenida 31 de Miramar (II parte. Final) 

Oscar Mario González 

LA HABANA, Cuba (www.cubanet.org) - El tramo de la Avenida 31 que comienza en las Cuatro Curvas y termina en el hospital militar Carlos J. Finlay, era comúnmente denominado Avenida de Columbia, ya que bordeaba al antiguo campamento militar del mismo nombre. En él la vía merma en suntuosidad y amplitud, pero no en importancia histórica.

A la altura de la calle 76 está el hospital oftalmológico Ramón Pando Ferrer, más conocido como Liga Contra la Ceguera, uno de los primeros en su especialidad a nivel mundial, inaugurado en la década de l950 mediante suscripción popular y fondos públicos.

Unos doscientos metros después se levanta el hospital Maternidad Obrera, construido en l939 durante la gestión pública de Federico Laredo Bru, el vicepresidente más notorio de la época republicana, quien pasó del segundo al primer lugar luego de la destitución de Miguel Mariano Gómez. Claro está, siempre bajo la tutela de Fulgencio Batista. Hecho histórico curioso en tanto se repite actualmente en la figura de Raúl Castro, aunque salvando las diferencias propias del totalitarismo. En la acera de enfrente se construyó un hospital pediátrico en años recientes.

Lo más relevante de la zona lo constituye el Obelisco de Columbia o de Ciudad Libertad, Soberbio pilar de piedra y mármol de unos 50 metros de altura, en una de cuyas cuatro caras está inscrito el nombre del sabio cubano Carlos J. Finlay. A su memoria se levantó el monumento.

Alrededor del obelisco están enclavadas cuatro edificaciones de parecido estilo arquitectónico. Estos edificios han sido de amplio beneficio público antes y después de l959. Son ellos: la escuela de Artes y Oficios San Alejandro, el asilo de ancianos Conchita Gómez, rebautizado como Hermanas Giralt, y la antigua Escuela del Hogar para la formación de maestros de enseñanza preescolar.

Finalmente, a la altura de la calle 114, está el hospital Carlos J. Finlay, que todos conocen como hospital militar, e inició su actividad durante el gobierno del general Gerardo Machado y Morales. Su construcción comenzó en l916 bajo el mandato del mayor general Mario García Menocal, y no pudo concluirse durante la gestión del presidente Alfredo Zayas. Entre otras razones, porque la edificación de un centro hospitalario para beneficio exclusivo de militares y sus parientes no suele gozar del favor de la población y en una democracia la opinión popular es un mandato difícil de eludir. En su tiempo fue uno de los mejores hospitales del continente.

Este último tramo de la avenida nunca fue interrumpido del todo durante la etapa insurreccional pese a bordear el mayor campamento militar de la nación. Incluso en los años más violentos de la lucha contra Batista se podía transitar por allí y observar los fortines aledaños a pocos metros.

En los primeros días de enero de l959, Camilo Cienfuegos derribó a “mandarriazos”  la posta militar No. 4 por la que entró Batista la madrugada del 10 de marzo de l952. Poco después se decretaba el cierre del lugar y su conversión en escuela. Con ello parecía cumplirse un viejo sueño de Martí y de todos los cubanos de buen corazón.

Infortunadamente, las viejas fortalezas se convertían en escuelas, pero con mayor rapidez el país se llenaba de unidades militares dotadas a veces de armas nucleares. El ejército cubano se convirtió en el más poderoso del continente, y cada hogar pasaba a ser un centro de colaboración y apoyo, voluntario o involuntario, del nuevo poder público.

Mucho ha llovido e incontables historias se han tejido sobre el oscuro asfalto de la Avenida 31. Pero ella sigue ahí, atenta al acontecer nacional en estos tiempos tormentosos de impredecible futuro.

 

GALERÍA DE ARTE
CARTELES DE CUBA
GALERÍA DE FOTOS
Fotos de Nury A. Rodríguez
REVISTA CUBANET
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.