Filmes cubanos

Miguel Iturria Savón

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Como antesala de la edición XXX del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, la sala Riviera presentó, entre el 13 y el 19 de noviembre, un ciclo de filmes cubanos inspirados en obras literarias. El realizador más representado es el recientemente fallecido Humberto Solás, director de Cecilia (1981), filme basado en la novela Cecilia Valdés, de Cirilo Villaverde; Amada (1983), adaptación de La esfinge, de Miguel de Carrión, y El siglo de las luces (1992), que retoma la novela homónima de Alejo Carpentier, quien afirmó que en este tipo de filmes “El director domina, con su personalidad, la realización de la película, mientras el autor… que ha podido servirle de asunto queda en mero motivador”.

Se exhibieron, además, Aventuras de Juan Quinquín (1967), de Julio García Espinosa, basada en la obra de Samuel Feijoo Juan Quinquín en Pueblo Mocho; Tulipa (1967), dirigida por Manuel Octavio Gómez, que parte de Recuerdos de Tulipa, del escritor Manuel Reguera Saumell; la célebre Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, inspirada en la novela de Edmundo Desnoes; El otro Francisco (1974), del realizador Sergio Giralt, basada en Francisco, del narrador Anselmo Suárez y Romero; Papeles secundarios (1989), de Orlando Rojas, que retomó Réquiem por Yarini, del dramaturgo Carlos Felipe; Madagascar (1994), del cineasta Fernando Pérez, que recrea Beatles vs Durán Durán, de Mirta Yáñez, quien declaró que el filme supera a su relato.

El ciclo de reposiciones de películas basadas en obras literarias culminó con Pon tu pensamiento en mí (1995), de Arturo Soto, adaptador de Jesús, texto polémico y alegórico de Virgilio Piñera. Este filme, como Fresa y chocolate (1993), de Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío sobre un cuento de Senel Paz, aún desata reflexiones y lecturas contrapuestas.

Para el Festival de cine de La Habana, a efectuarse entre el 2 y el 12 de diciembre, se anuncian 110 filmes en su sección oficial. Entre los finalistas hay 29 largometrajes, 19 cortos de ficción, 22 óperas primas, 29 documentales y 24 dibujos animados. Los países más representados son Brasil, con 23 obras, Argentina, 21; Cuba 15; Chile 10 y Venezuela 9. Los artistas cubanos competirán con cuatro largometrajes de ficción: Kangamba, de Rogelio París, en la cartelera del Yara desde octubre; El cuerno de la abundancia, comedia de Juan Carlos Tabío, estrenada en España el 24 de octubre; Los dioses rotos, ópera prima del joven realizador Ernesto Daranas, y Omerta, de Pavel Giroud, que tuvo su premier en septiembre en el Festival de San Sebastián, donde conquistó el Coral al mejor guión inédito.

El cuerno de la abundancia es una coproducción hispano-cubana protagonizada por los mismos actores de Fresa y chocolate: Jorge Perugorria, Vladimir Cruz y Mirtha Ibarra. Según declaración de Tabío, la cinta intenta retratar la realidad insular desde la sátira y la comicidad. Relata los estragos que provoca en Yaragüey, un pueblo imaginario, la noticia de que todos los que se apelliden Castiñeiras se repartirán una herencia depositada por unas monjas en un banco inglés en el siglo XVIII. Como el tema vuela en el imaginario popular, la historia cuenta los sueños y miserias de los posibles herederos.

Los dioses rotos, Premio al mejor largometraje de ficción del Sexto Festival Internacional de Cine Pobre, coquetea con el documental. Retoma la historia de Yarini, el Casanova habanero de principios del XX, para hacernos reflexionar desde la perspectiva ética de los personajes involucrados en el filme, protagonizado por Isabel Santos, Silvia Águila, Amarilis Núñez, Annia B. Maure y otros.

Omerta es un drama de época sobre la mafia en La Habana durante los cincuenta. Usa la ironía, el humor y gran dosis de cine negro. Parte de la idea de una mujer atada a una silla en su propia casa, mientras tres hombres rompen el piso en busca de un tesoro. El elenco lo encabezan Manuel Porto, Kike Quiñones, Yadier Fernández, los españoles Teresa Calo y José R. Argoitia, así como Michaelis Cué y Mayra Mazorra.

La sobredimensionada Kangamba, obra menor de Rogelio París, usa el tema épico para justificar la presencia cubana en la guerra de Angola. Salvo sus efectos especiales y algunas actuaciones no merece comentario.