La visita de Severo Sarduy

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Hace unos días entré en una librería de La Habana y vi los estantes repletos de libros publicados por nuevas editoriales cubanas, con moderna tecnología digital que abarcan todos los géneros literarios.

Además de un par de clásicos y algunos premios nacionales de Literatura, el resto eran nuevos autores, olvidados con la misma rapidez con que se leen. Recordé el reclamo de algunas personalidades de la cultura en la última plenaria de la Unión de Escritores, alertando sobre el daño que ocasionan las ediciones masivas sin atender la calidad artística, y que al parecer le hicieron caso omiso.

Frente a tal desperdicio de papel, encontré el último número de la revista La Gaceta de Cuba, dedicada al escritor cubano Severo Sarduy. En sus páginas aparecían varios ensayos de autores cubanos, un torrente de elogios que destacaban la vida y la obra de Sarduy.

Los conocimientos del lector cubano sobre la literatura del escritor exiliado son ínfimos, pues se le considera un maldito, junto a Cabrera Infante, Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, lista que fue creciendo con el tiempo y Eliseo Alberto trató de encerrar en su libro Informe contra mí mismo.

En La Gaceta de Cuba aparecía una foto de Severo Sarduy sonriente al fondo de una selección de poemas suyos, que leí con avidez. No encontré en ellos nada maligno o lacerante que años atrás me hubiese corrompido. Entonces me propuse investigar. Busqué datos y referencias de sus contemporáneos dentro de Cuba y sólo encontré silencio.

Hurgué entre los escritores de su tiempo fuera de Cuba. Quien mejor lo dibujaba era Reinaldo Arenas en su libro Necesidad de libertad, página 194, en una carta fechada en Nueva York el 10 de junio de 1982, sobre un posible viaje de Severo a La Habana: Ya no eres el mismo, un simple ser humano que quiere ver a su mamá y a su papá y aquella esquina donde una vez... Eres algo más sublime y a la vez más digno de ser negociable, eres una figura internacional cuya actitud se sopesa, mide, codicia...

Arenas continúa ¿Qué fue de Lezama Lima desde 1970 hasta su muerte? ¿Cómo vivió? ¿Por qué no se le publicó su obra? ¿Y de Virgilio Piñera? ¿Por qué no se le publica nada desde hace 10 años? ¿Cómo visitar a un país que no le publica una letra  a sus mejores escritores? ¿Cómo regresar cuando se ha dejado detrás a una prisión que es una isla?

La nostalgia de Sarduy por el paisaje cubano y La Habana no coincidían con su obra en plena madurez, y un país signado por la intolerancia.

Tal vez el número de la revista literaria intenta rescatar la luz para el lector cubano sobre la obra de los escritores exiliados, o quizás sea la visita tardía de Sarduy a Cuba, a pesar de las restricciones que rigen en contra de los escritores que no comulgan con el sistema.