Apocalypse Now

José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El actor Jorge Perugorría declaró hace poco que la revolución cubana representa algo casi mesiánico para los demás pueblos. Debió estar pensando en el Apocalipsis, que además de mesiánico es muy del gusto de nuestro Mesías, quien ya sin fuerzas para descacharrar el mundo, se limita a reflejarlo mediante el espejo sin azogue de sus reflexiones.  

En cualquier caso podría descartarse de plano que ese algo mesiánico representado por la revolución de Perugorría tenga mucho que ver con el ejercicio de la libertad para impartir los postulados del verdadero Dios, es decir, aquel que las sagradas escrituras nos muestran como verdadero y único. 

No hace falta retrotraer otras épocas bárbaras de esta revolución casi mesiánica, cuando hasta los cultos de la humilde religión de los ancestros africanos estaban prohibidos en la Isla. Hoy mismo, evaporados el mesianismo y la revolución, de modo que apenas va quedando el casi, persiste el intento oficial por borrarnos del mapa los caminos que van al cielo.

De nada vale que un pastor bautista, perteneciente al aparato gubernamental, afirme que el régimen no impone ya medidas restrictivas al ejercicio de la religión.

Habría que preguntarle a los tan maltratados Testigos de Jehová, o a los Adventistas del Séptimo Día, para mencionar únicamente dos entre muchos casos.

Y no hay que preguntarle a nadie para saber que ni una de las numerosas escuelas expropiadas a la iglesia católica ha sido devuelta. Ni siquiera la grave crisis educacional y la alarmante escasez de maestros que hoy sufre la Isla, despierta la sensibilidad de las autoridades ante la disyuntiva de reabrir a escala general las escuelas dirigidas por congregaciones religiosas, cuya eficacia, por cierto, es proverbialmente superior a la de nuestro sistema estatal. 

Hasta el más ingenuo de los habitantes de la Isla sabe que el régimen restringe al máximo el acceso a los medios de comunicación para las entidades o personalidades religiosas. Sólo muy de vez en vez, y al parecer no sin la previa obtención de concesiones, se les dispensa algún breve espacio en horarios y medios de limitada incidencia. Y no a todas las representaciones.

Sólo en un sistema donde todo se rige por la imposición absoluta desde arriba, y donde nada es importante si no tiene cabida en las tácticas del poder político, resulta común verificar contrasentidos como el de la más reciente apertura del país a la iglesia ortodoxa rusa, sin el menor arraigo entre nuestros creyentes, al tiempo que retrasa, dificulta y frena la reinstalación plena de la iglesia católica, con todo y su antigua y acendrada tradición. 

Se supone que la misión suprema del Mesías consista en repartir enseñanzas y amor entre todos por igual, sin selectividades. Más difícil será suponer, según lo que se ve, que esta revolución casi mesiánica pueda constituirse en un ejemplo, al menos en lo que respecta a la facilitación de los planes del Mesías.