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20 de noviembre de 2008
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Los engañabobos

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Los cubanos no aprenden ni escarmientan. Todos los días sale un bobo a la calle. Y hasta cien.

En un país donde morir y ser enterrado es lo único que resulta un 90 por ciento legal, las estratagemas y opciones de los estafadores para timar a los incautos crecen de forma proporcional a la necesidad de “resolver y ahorrarse unos quilitos”.

La captura de cuatro hombres y una mujer que estafaron 600 dólares a un ciudadano en la cola de un banco, dándole a cambio un envoltorio con un billete de 10 CUC y varios de un peso en moneda nacional, puso de manifiesto una vez más las triquiñuelas que emplean los estafadores en su diario bregar.

Pero el hombre no es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, también lo hace el cubano y la historia se repite hasta la saciedad.

Basta con escuchar los gritos y  revolcones por el suelo que  dan decenas de estafados en cualquier rincón del país, para comprender que hay que tomar ciertas precauciones, porque la cosa no está fácil.

Enfrentar a diario a falsos o corruptos extranjeros, vendedores, policías, cartománticas y gerentes, entre otros disfraces empleados por los estafadores, requiere de una agilidad mental que el cubano ha perdido en 50 años de colas y  trámites  burocráticos.

Por eso, ante los requerimientos monetarios para sacarte del país hechos por un jabao que dice ser austriaco, porque habla más enredado que un turco con ronquera, lo primero que se debe hacer es preguntarle por su abuela, si alguna vez oyó hablar de Strauss, o si de Austria lo que más disfruta es bañarse en el estrecho de los Dardanelos.

De contestar de forma positiva, tampoco le haga entrega del dinero, lo aloje en su vivienda o lo case con su hija, porque usted no sabe apenas si Austria está ubicada en Oceanía o en el Cono Sur.

También es importante que antes de pagar por un pavo real en el mercado de los Cuatro Caminos, primero le pase un pañito con cloro por la cola  y le ponga una gallina bajo el pico a cacarear. De no soltar pintura de vinilo, ni cantar, a lo mejor compró un conejo emplumao.

Así que deje de hacerse el listo ante una tentadora propuesta, si no quiere recurrir a la sección  Se busca, del periódico de la capital, pues son tantas ya las fotos con personas de ambos sexos y cualquier color y edad, que prácticamente no le queda espacio al Tribuna de La Habana para exaltar la tranquilidad ciudadana que disfruta el país

Son tantas las estafas y trucos de los engañabobos, que ya el semanario capitalino quiere cambiar su nombre por el de Tribuna de los Estafadores.

 

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