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19 de noviembre de 2008
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Viaje a la Edad Media

Osmar Laffita Rojas

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El pasado 29 de septiembre apareció en la primera plana del periódico Granma el siguiente titular: “Información a nuestro pueblo”. Tuve la sensación de que me trasladaba a la Europa feudal. 

El bando publicado en el diario era incongruente. Los primeros críticos hubiesen sido los heraldos medievales, porque la violación número uno es que no está firmado por nadie, cuando el texto es una amenaza al pueblo. Tal parece que Cuba no tiene presidente, gobierno, parlamento. Mucho menos pensar  en  Constitución.  

Igual que las  monarquías absolutas, se aparecen ahora como los incorruptibles, los guardianes de la ética y la moral ciudadanas, a pesar de ser ellos los responsables directos de que en el país se puedan contar con los dedos los que a diario no traspasan la línea de la legalidad. 

Que salte el primer cubano que pueda decir que su existencia no está vinculada al mercado negro. Por lo general, la mayoría de las familias se ven obligadas a vivir de los desvíos de recursos que se adquieren por infinidad de vías. Solo así pueden terminar el mes, porque  los salarios no alcanzan para nada. 

El edicto huele al inequívoco lenguaje de plaza sitiada de un no declarado estado de excepción. Como ejemplo están las amenazantes disposiciones que, entre otras cosas, enfatizan que ante cualquier intento de violar la ley “las autoridades actuarán invariablemente contra todas las manifestaciones de privilegio, corrupción y robo”. Eso, para que no haya dudas que vivimos en un estado policial. 

Lo anterior se hace patente en el encarcelamiento masivo de los últimos meses por la presunción de delitos recogidos en el edicto. A los  encartados se les violan los derechos reconocidos en el Código Penal, cuando se les juzga sumariamente en el sitio donde están detenidos, y se les condena de forma desmesurada por transgresiones que hasta hace poco las autoridades toleraban.  

Lo que ha ocurrido y ocurre es una señal de que los tiempos de la imaginaria grandeza de la dictadura están llegando a su fin. Por mucho que insisten en continuar manipulando a la sociedad hay zonas que se han escapado de su control. 

La burocracia nacional liquidó la naturaleza democrática, participativa y humanista del sistema que se inicio en l959, lo que nos conduce rápidamente a la miseria existencial, manifiesta en la pérdida de la moralidad y el patriotismo, principalmente entre los jóvenes.

 

ramsetgandhi@yahoo.com 

 

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