Cine y política

Aleaga Pesant

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Volver  a ver La tierra prometida, filme polaco dirigido por Andrei Wajda, a treinta años de su estreno en La Habana, trae los dulces recuerdos de la adolescencia, cuando las escenas eróticas de la obra predominaban sobre la reflexión intelectual del nacimiento del capitalismo en Europa oriental.

La película se presentó en una retrospectiva del realizador, en la que aparecieron viejos títulos como Todo a la venta, Canal, Las señoritas de Wilko, Cenizas y diamantes; y las más nuevas y no vistas en la isla, Don Tadeo y Katyn.

Expectativas crearon en los cinéfilos habaneros Katy El hombre de mármol. La primera por denunciar los crímenes del estalinismo a través de los asesinatos de miles de soldados polacos por los soviéticos; y la segunda, realizada en 1981 y censurada en Cuba, por la mirada cómplice al líder sindical, y luego presidente de Polonia Lech Walesa.  

Que esos dos filmes pasaran la recia censura gubernamental no es novedoso. Filmes  alemanes  críticos con el comunismo y las dictaduras, como La vida de los otros y Good Bye Lenin, también fueron exhibidos en la Cinemateca o en los festivales de cine de La Habana, con amplio respaldo del público.

Importante para los observadores es la presencia ascendente del cine de Europa oriental y central en nuestra Cinemateca, lo que permite ver un buen número de obras críticas del  totalitarismo y con la historia oficial comunista. Además, la preponderancia de originales de países con una visión muy favorable a la incorporación a la democracia de Cuba, como son los casos de las muestras recientes de cine húngaro y holandés.

Diplomáticos consultados en la sala de proyección sobre el tema, consideraron las presentaciones como una forma de dar nuevos aires a las relaciones entre los estados.  Recordaron cómo la política del ping-pong, promovida por Henry Kissinger, permitió el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China, y la apertura del país asiático al mundo.

Para eso, las embajadas euro orientales en La Habana cuentan con jóvenes diplomáticos con intereses culturales bien definidos, ávidos de distender el clima de las relaciones con sus países.

En esa sintonía, el rígido Alfredo Guevara declina su rey, al permitir la presentación en el Festival de las películas de Steven Soderbergh sobre Ernesto Guevara, en las cuales, según el viejo burócrata, la imagen de Fidel Castro recibe “un trato indebido”.