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18 de noviembre de 2008
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Tatuajes del cuerpo

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Quien piense que el tatuaje en la piel es la última moda, se equivoca. Los egipcios conocían las técnicas del tatuaje en 2000 AC. Pero no solamente los faraones y sus súbditos lo practicaron; en los pueblos asiáticos ya era común en la antigüedad. Maoríes de  Nueva Zelanda, pobladores de China, India y Japón e igualmente pueblos primitivos de Argentina, Colombia, Brasil, Paraguay y Bolivia los ostentaron.

Creían que los tatuajes, técnica de decoración de la piel gracias a la inyección de colorantes bajo, servían para proteger de las enfermedades y la mala suerte. Igualmente, para marcar rango y prestigio sociales, para anunciar pertenencia a un grupo o comunidad, aunque también como adorno.

En Cuba la moda del tatuaje pertenece a los jóvenes y no tan jóvenes. Surgida a finales de los años de los 80, cobró auge en los 90. Generalmente se exhibe el tatuaje en el antebrazo, en el pecho, sobre el omóplato en hombres y mujeres, pero las mujeres jóvenes preferentemente en la parte superior de la pelvis o en esa zona, donde la espalda pierde su honroso nombre, en consonancia con la moda del jeans de talle bajo.

En los 90, la explosión del tatuaje envolvió hasta los niños, quienes optaron por los tatuajes pegados sobre la piel con una calcomanía adhesiva. Las vendían de puerta en puerta entre 5 y  10 pesos. Luego el tatuaje quedó relegado a los jóvenes aficionados al rock y, además, a los cultivadores del físico culturismo, como adorno de unos músculos bien desarrollados. 

Sucede que la falta de instrumental necesario para hacer los tatuajes limitó la propagación de esa moda. Y el peligro de contagio con ciertas enfermedades por falta de una adecuada esterilización restó posibilidades de expansión.

Si en muchos jóvenes el tatuaje significa una especie de marca distintiva, para los respectivos padres un dolor de cabeza o disgusto, porque un buen número de ellos rechaza esas prácticas. En los años anteriores al surgimiento de esa moda en la isla, los tatuajes eran considerados como marcas de mal gusto, porque los llevaban principalmente los presidiarios e individuos de vida marginal.

El tatuaje es considerado en la actualidad como un adorno cosmético. Muchos jóvenes lo ostentan como un símbolo de atracción sexual. Aunque los diseños más populares  provienen de motivos tribales, religiosos, de la fauna y la flora, existe asimismo cierta tendencia a tatuarse mensajes, oraciones completas, lemas y consignas políticas, el nombre de algún ser querido, la efigie de héroes, símbolos  nacionales, etc.

Hay quien se ha buscado problemas con la policía por un tatuaje con mensaje anti gubernamental como Abajo Fidel. Pero he observado lo contrario en quienes muestran consignas gubernamentales, tales como la archi- difundida Hasta la victoria siempre.

La revalorización del tatuaje como objeto de arte plástico fue suficiente para que en los 90, en la galería Aglutinador de la artista Sandra Ceballos, se abriera una amplia exposición de tatuajes con diseños realmente artísticos y con un performance consistente en ser tatuados por un profesional.  La pericia de ciertos profesionales arroja resultados sorprendentes en brazos y piernas de jóvenes que cubren sus miembros con diseños artísticos.

No obstante, no deja ser una práctica preocupante para médicos e higienistas, que consideran que será difícil borrar las marcas de los tatuajes en caso de querer eliminarlo, y además, se trata de una vía de contagio de enfermedades como hepatitis y VIH  por el uso de agujas mal esterilizadas.

 

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