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13 de noviembre de 2008
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Los presidenciables

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La elección de un candidato afroamericano para ocupar la presidencia de Los Estados Unidos, si bien significa un acontecimiento histórico para ese país y el mundo, para Cuba no lo es.

Y aunque aquí hay un presidente blanco desde hace  medio siglo, en la Isla se eligen negros presidenciables que cada día ocupan similar magistratura, aunque a nivel de cuadra.

Sin tener que gastar siquiera un centavo, cualquier negro cubano se pone una banda presidencial y gobierna un organopónico, una lavandería y hasta una cochiquera si están los puercos amaestrados. Sólo con dedicación, idoneidad, y otros entuertos de la jerga revolucionaria, un negro llegará a presidente en cualquier sector y zona del país.

Los ejemplos sobran. Pero como el objetivo es mostrar las posibilidades para la “gente de color” (¿de qué color se trata?), les diré algunas que desmienten los prejuicios raciales que muchos aseguran, existen en Cuba.

Cuando Jacinto “El totí” fue electo presidente del Centro de Altos Estudios Carcelarios Aplicados (CACA), junto a él cumplían sanciones 2 mil negros y veinte blancos, y sin embargo, ganó por abrumadora mayoría.

También fue relevante, por la unanimidad de votos recibida, la elección del señor Amado Toro Prieto, alias “El jigüe”, como presidente del contingente Héroes del Marabú.

Son tantas las facilidades de un negro para llegar a presidente en Cuba, que resultan ridículas esas mesas redondas, pullitas de mal gusto y rezos consulares por el acceso de Barack Obama al poder.

Si Obama es afroamericano, Idelfonso Tristá es un tizón apagao y santero que ocupa la presidencia del grupo de culto Unidos Bajo el Apagón (UBA), para orar cada día porque no se les derrumbe el techo de la casa sobre la cabeza.

Y a esos ejemplos les podemos sumar el de otros negros exitosos  como Artemio Noche Oscura Medel, presidente del Consejo de Vecinos de un solar en Regla, y Ulpiano “El azabache” Calunga, quien preside el club de limpiabotas Los Reguetoneros del Betún, allá en  Manzanillo.

En nuestro país, no sólo los negros llegan a presidente, pues las mujeres de esa raza también ocupan su lugar cerca del cielo.

Nadie que conozca Cascorro puede olvidar el monumento erigido a la memoria de Olguita Izquierdo,  víctima fatal de los retortijones y gases que le provocaron unos aguacates madurados con pólvora, adquiridos de un malhechor  cuando  era presidenta de  un Comité de Defensa de la Revolución en esa zona de Camagüey.

Pobres  de quienes no recuerden a la invisible Tomasa Cañandonga, electa presidenta vitalicia de un complejo de cocinas para negros noruegos durante la cosecha del café en Yateras y Mayarí.

Infelices quienes piensen que Obama nos da envidia  por haber sido  electo presidente de los Estados unidos, cuando en Cuba sólo basta ser negro para presidir conjuntos de rumba y guaguancó, toques de santos, y por lo regular, los grupos conducidos y hermanados de uno en fondo hacia una estación policial.
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