Pozos y zanjas

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La fosa para evacuar  deshechos de la vivienda de Marlén Medina, situada en la calle 228 y Tercera, en Jaimanitas, se desbordó por la falta de un pozo para aliviar. Marlén solicitó a la oficina de Aguas de La Habana que abrieran un pozo, con el propósito de resolver su problema, pero el servicio demoró 9 años en llegar.

Cuando el camión con el inmenso taladro perforador se detuvo en la puerta de su casa, Marlén no lo creía, decirle adiós al mal olor y a los focos de infección era un sueño que iba por fin a realizarse.

La brigada de pozos puso el taladro en acción, pero la conductora de agua que pasaba debajo de la calle voló en pedazos y toda la zona de quedó sin agua.

Los trabajos de perforación se detuvieron. Debían esperar a que otra brigada reparadora de tuberías viniera al lugar a cambiar el tubo partido, lo que provocó diez días de agonía, el alquiler de pipas o ir hasta lugares lejanos y cargar el agua en cubos.

Cuando al fin la brigada reparadora pudo abrir la zanja y cambiar el tramo de tubo cercenado, el agua regresó otra vez a las vivienda, el taladro-perforador se puso nuevamente en acción en otro sitio mejor calculado, y en dos días dejó listo el pozo, donde comenzó a verter la fosa desbordada durante casi diez años. Pero no se podía cerrar la zanja, pues es otra brigada la encargada de ese trabajo.

A la puerta de la vivienda de Marlén quedó abierta la enorme zanja de ocho metros de largo por dos de ancho, y metro y medio de profundidad, un verdadero peligro para los autos y las personas que por allí transitan, y un impedimento para la familia Medina al salir a la calle, pues han tenido que colocar una tabla a manera de puente, y haciendo malabares cruzarla con mucho cuidado.

Marlén  ya tiene el pozo para que vierta su fosa, y de ñapa, una zanja que tal vez demore otros nueve años en cerrarse.