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11 de noviembre de 2008
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El deber del recuerdo

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Existen nombres que no pueden ser olvidados cuando se cumple la friolera de 400 años de Literatura cubana. Y como no existe literatura nacional si no hay una obra de compilación que las relacione y organice con el fin de facilitar su consulta, es meritorio entonces recordar la figura de Carlos M. Trelles Govín, considerado por muchos como el padre de la bibliografía cubana. Trelles Govín, nació en Matanzas, no por gusto llamada Atenas de Cuba, el 15 de febrero de 1866. Estudió en el Colegio Los Normales, dirigido por Bernabé de la Torre, padre del sabio naturalista cubano, Carlos de la Torre y Huerta. Concluyó los estudios de bachillerato en La Habana en 1880. Más tarde inició estudios, pero los abandonó para dedicarse al periodismo. Escribió sus primeros artículos para el Diario de Matanzas y La Aurora del  Yumurí.  Al retornar de un viaje a Estados Unidos aparecen sus colaboraciones en la Revista Cubana dirigida por Enrique José Varona.

Sus ideas independentistas lo llevan a afiliarse al Comité Revolucionario, después de integrar la junta de la Juventud Liberal de Matanzas. En 1895, comenzada la Guerra de Independencia, tiene que abandonar su ciudad y se traslada a España y de allí escapa a la persecución con dirección a Florida, estableciéndose en Tampa, donde trabaja como tabaquero. En 1896 sus artículos aparecen en Patria, en la revista Cuba y América dirigidas por Enrique J. Varona y Raimundo Cabrera respectivamente. También fundó en Tampa el club revolucionario Brigadier Pedro Betancourt para recaudar fondos. Actividades que le ganaron, años después el grado de teniente del Ejército Libertador.

Instaurada la República organiza la biblioteca pública de Matanzas. Entre 1911 y 1915 publica los nueve volúmenes de la Bibliografía Cubana, su obra mayor, un inventario de la cultura literaria cubana desde el siglo 17 hasta fines del 19. Paralelamente, en 1914, escribió una obra titulada “Los ciento cincuenta libros más notables que los cubanos han escrito”. Se añade a las mencionadas obras: Bibliografía cubana del siglo XX en dos tomos, una Bibliografía de la Universidad de La Habana, la Bibliografía cubana de la Doctrina Monroe, Biblioteca Histórica Cubana, Biblioteca Científica cubana, Biblioteca Geográfica cubana, junto a otras más particulares como Bibliografía de la Segunda Guerra de Independencia, la de Autores de la Raza de Color, la de la Prensa Cubana, la Médico-Farmacéutica, la del Folclore cubano. Gracias a esta obra monumental Cuba fue el primer país latinoamericano que contó con una bibliografía nacional organizada.

Hasta su deceso, ocurrido el 1ro de junio de 1951, Carlos M. Trelles Govín escribió en los más importantes diarios del país, además de ocupar el cargo de Director de la Biblioteca del Capitolio Nacional, de la Cámara de Representantes, y fue académico de la de Ciencias, Artes y Letras, de la de Historia, de la Sociedad Geográfica de Cuba, de la Sociedad Económica de Amigos del país, vicepresidente de la Asociación Interamericana de Bibliotecas entre otras.

Trelles Govín, por su obra y destacado servicio en la República mereció la Orden Carlos Manuel de Céspedes con grado de Comendador en 1950. Sus restos descansan en su ciudad natal,  Matanzas. En esta hora de rememoración de los 400 años de literatura cubana, honremos con el recuerdo a quien ganó con su obra un lugar en ella.

 

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