Caen bolsas en mercados habaneros

Víctor Manuel Domínguez, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - La caída en picada de las bolsas de nailon que se comercializan en los mercados capitalinos El sol, La Bertica y Habana constituye  un indicador de que la existencia de los productos del agro se mantendrá a la baja por lo que resta de año.

El paso de los huracanes Ike y Gustav por la Isla, así como la implementación de sanciones severas para quienes trafiquen mangos, berenjenas, aguacates o siquiera un tamal, contribuyó  también al desplome o desaparición sumaria de las bolsas.

Sin embargo, un análisis discreto sobre las causas y efectos de la ausencia de bolsas y productos en los agro mercados de la capital, apunta significativamente hacia los campesinos y los intermediarios.

En el caso de los campesinos, por no tener la paciencia de Job para esperar que la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) les recoja y pague las cosechas; y en el de los intermediarios, debido a que los precios topados impuestos por el gobierno les impide que cuadre la lista con el billete.

La eterna batalla entre los campesinos y el Estado por el derecho a elegir qué se cosecha y cuál es el precio final del producto, vuelve a cobrar la misma víctima: el ciudadano.

La cuestión está en cómo llenar de productos del agro unas tarimas que sólo muestran ratas, tierra colorá, y en pocas cantidades boniatos, lechugas y pepinos.

No se comen decretos ni sanciones, y mucho menos tácticas ni estrategias. El pueblo no resuelve los alimentos con la desaparición de los intermediarios, los lamentos del campesino, ni con las supuestas nobles intenciones del gobierno.

Si los dirigentes de la ANAP no tienen insumos que proporcionar, transporte para recoger lo cosechado, dinero con el que pagar un precio justo, ni aceptan los vaivenes de la oferta y la demanda, es mejor se despojen del traje verde olivo y se hagan expertos en la siembra y recogida de boniatos.

De no ser así, El Sol se mantendrá en penumbras, La Bertica sólo gozará de los pepinos, y La Habana no aguantará más.