I ESPAÑOL I ENGLISH I CONTACTO I NOSOTROS I NOTICIAS POR E-MAIL
5 de noviembre de 2008
IMPRIMIR

Tres amigos

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Luis Jorge Romero, Emilio Tourón y Luis Felipe Maturell eran tres amigos inseparables que estudiaron Química en Alimentos en el Politécnico Ejército Rebelde, en Ciudad de la Habana, en los años setenta.

Estaban colmados de sueños y proyectos. Confiaban en el futuro prometido por la incipiente revolución socialista. Gustaban de las predicciones y los misterios del destino.

Jorge Luis quería ser ministro. Tourón, jefe de una provincia. Maturell, Presidente de la República.

El 10 de julio de 1978 se graduaron. Sentados en un banco de la plazoleta, bajo un frondoso almendro, hicieron un juramento singular para calibrar las certezas de sus metas y las dimensiones de sus espíritus. El mismo día, 30 años después,  se reunirían allí, bajo aquel almendro, para pasar revista a sus vidas.

Como vivían en provincias distintas, cada uno le entró a lo suyo con el ímpetu de la juventud. Romero trabajó en un central azucarero de Guantánamo como jefe de producción, y estudiaba en la universidad de Santiago de Cuba los fines de semana en cursos por encuentros. Pero las dificultades para llevar las dos cosas a la vez eran muchas y no pudo con el trabajo y el estudio. Una noche, con un grupo de amigos, entro en la base naval de Guantánamo y vive hoy en Nevada, Estados Unidos.

Tourón trabajó 15 años en la Empresa Mayorista de Alimentos de Camagüey y llegó hasta la Vice Dirección Económica.  Constituyó una numerosa familia y con la llegada del período especial, la escasez y el ahogo lo obligaron a meter la mano hasta el codo. Una auditoria detectó cuantiosos faltantes en sus almacenes. Fue sancionado a 20 años. Murió en presidio.

Luis Felipe Maturell escaló muy rápido la cadena de mando en el Poder Popular y era todo un símbolo de la juventud comunista. Participó en la guerra de Angola y sufrió un accidente al despeñarse el vehículo donde viajaba por una colina. Regresó a Cuba como incapacitado funcional y no pudo ocupar otra vez altos cargos de dirección. Descendió vertiginosamente a tareas menores. Perdió su matrimonio y la familia, el empleo y finalmente cayó en las garras del alcohol.

Barbudo, desaliñado y con grandes deseos de encontrarse con sus amigos y pedirles dinero para beber, el 10 de julio de 2008 fue hasta el lugar del juramento y se encontró con una desilusión infinita. Ni Romero ni Tourón acudieron a la cita. El Politécnico de Alimentos ya no existía. En su lugar se levantaba el Centro de Turismo de Salud Las Praderas. Un custodio le salió al paso, lo miró con desdén y le dijo que no podía merodear por allí.

 

GALERÍA DE ARTE
CARTELES DE CUBA
GALERÍA DE FOTOS
Callejón_de_Hammel-Havana
REVISTA CUBANET
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.