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5 de noviembre de 2008
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En busca del gigante latinoamericano

Miriam Leiva

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - Luiz Inácio Lula da Silva realizó una visita de apenas 24 horas a La Habana el 31 de octubre, llena de simbolismo político y grandes negocios. Compartió su cargada agenda como mandatario del país más poderoso de América Latina, con la XVIII Cumbre Iberoamericana de San Salvador, donde jugó un papel relevante en el asunto del máximo interés internacional actual: la crisis financiera y la reunión del Grupo de los 20 en Washington el próximo 15 de noviembre.

Paradójicamente, el gobierno de Cuba estuvo a punto de no participar en el encuentro más importante de jefes de estado y de gobierno de América Latina, España y Portugal, y finalmente envió su embajador en Brasil, el más bajo nivel posible.  El pomposo protagonismo de casi 50 años ha cedido al ocaso, pues el discurso gastado sin propuestas viables de un país absolutamente destruido y en crisis, no tenía cabida en una ocasión pactada para abordar los problemas de la juventud, tema prácticamente suplantado por las negociaciones con vista a concertar posiciones para la reunión del G20, y futuros encuentros en otros foros debido al traslado de la crisis financiera a la economía real a nivel mundial.

Tampoco participó el presidente Hugo Chávez, quien adujo temor por su seguridad, pero no pudo evitar la reminiscencia del “Por qué no te callas”, emitido por el Rey Juan Carlos I en la cita del año pasado. En realidad, puede afirmarse que en esta oportunidad la gran estrella fue Lula, quien ha dado muestras de tener conciencia de su responsabilidad ante el pueblo brasileño,  capacidad para encabezar uno de los países emergentes de mayor peso y perspectivas, y dotes de negociador.

En cuanto a las relaciones con Cuba, el Presidente brasileño había realizado una visita oficial en enero del presente año, cuando se firmaron 10 acuerdos de cooperación económica. Entonces, el Canciller Amorín destacó el interés de Brasil por ser en el principal socio de La Habana; actualmente es el segundo en el intercambio comercial después de Venezuela en el área,  y señaló que el país caribeño podría convertirse en un Tigre Latinoamericano (si hiciera reformas).

En esta nueva oportunidad, Lula  sostuvo una excepcional conversación con Fidel Castro, quien en las Reflexiones publicadas al día siguiente dijo que duró casi dos horas. Sus actividades fueron muy publicitada por los medios cubanos y se apreció un cálido intercambio con Raúl Castro. Ambos participaron en la inauguración del Centro de Negocios de la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (APEX), y en la firma de un contrato para la exploración y producción de petróleo en el Bloque 37, en el mar al norte de Varadero, entre las empresas Petrobras y Cupet.

Ese compromiso reviste gran importancia para el gobierno de Cuba, no sólo dentro del marco de diversificar los vínculos económicos actuales para alcanzar cierta independencia de Venezuela, sino porque Brasil cuenta con capital y tecnología propia para los trabajos en aguas profundas. Sin embargo, es una inversión aún de riesgo y a mediano plazo. Se contempla una inversión inicial de ocho millones de dólares, con siete años de exploración y 25 de producción. Existe el antecedente de que Petrobrás invirtió unos 20 millones de dólares en exploración hace una década.

Al respecto, el mandatario brasileño señaló: “Ciertamente, mañana no va a surgir petróleo aquí. Es un proceso demorado de estudios geológicos muy refinados, y si esos estudios sísmicos son positivos, si existe la posibilidad de hallar petróleo, despreocúpate Raúl…vamos a buscarlo, hallarlo allí, y vamos a transformarlo en energía”. 

Además, Lula se refirió a la asistencia del Ministerio de Minas y Energía de Brasil en la restauración de la red eléctrica en las zonas devastadas por los ciclones Gustav y Ike, así como comprometió nueva ayuda en alimentos.

Por sus nexos de muchos años con la máxima dirección de la isla, su prestigio y su constructiva y firme capacidad negociadora, no se descarta que el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva esté inmerso en conversaciones que coadyuven a la apertura internacional de Cuba. Tendría un gran reconocimiento de los cubanos, si esos esfuerzos tuvieran éxito también en la apertura para el pueblo y el desarrollo de la nación. 
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