La casa de la rusa

Frank Correa

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El pasado 24 de octubre, en el Tribunal Provincial de Ciudad Habana, fueron procesados varios ciudadanos residentes en Jaimanitas por un el robo cometido en la “casa de la rusa”, en la calle 240 y Primera. Se trata de la vivienda más lujosa del poblado costero al oeste de la capital.

En los años setenta, un piloto de la Fuerza Aérea de Cuba se casó con Irina, una joven rusa que prestaba servicios como intérprete en el país. La pareja se fue a vivir a la casa del piloto.

En poco tiempo, la rusa compró los terrenos adyacentes y construyó una suntuosa mansión de dos plantas, con piscina, jardines y un inmenso ranchón para fiestas y celebraciones. El esplendor de la nueva residencia contrastaba con la miseria circundante, pero era de una rusa y un piloto de guerra, lo que justificaba cualquier ostentación.

A finales de los 90 el piloto se retiró del servicio activo. Solicitó al estado una licencia para alquilar la casa a extranjeros. La mansión acrecentó su lujo. Era famosa por sus fiestas y los despelotes en la piscina, hasta que en 2005, tras un operativo policial, el piloto fue detenido, procesado y condenado a 30 años. La Rusa fue deportada a su país. Los acusaron de vida licenciosa, corrupción y violaciones de la licencia para arrendar viviendas.

La casa fue sellada por la Dirección de la Vivienda. Recientemente, una hermana de la rusa visitó el país, abrió la casa y retiró todos los bienes personales. Al marcharse dejó la puerta abierta, incitando a los vecinos de Jaimanitas a entrar y llevarse lo que quedaba: puertas, ventanas, inodoros, calentadores, mezcladoras. Hasta que llegó la policía y detuvo el saqueo.

Los cacos fueron sentenciados a un año de prisión domiciliaria, debido a que todos los objetos robados fueron recuperados y no se violentó la puerta de entrada.

La antigua mansión de la rusa se destino a casa descanso de los miembros del Ministerio de Interior.