Perversiones

Yosvani Anzardo Hernández 

HOLGUÍN, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Guindajo que guinda abajo y a la mujer compromete, lo coge con una mano y por el hoyo se lo mete.” Claro que sí, es eso que estás pensando: el arete.  

Hay adivinanzas muy obvias como la anterior, pero las hay difíciles como esta otra: ¿De qué color era el caballo blanco de Martí? Esto ya es otra cosa, porque, ¿y si te dije que era blanco para engañarte? ¿Y no puede ser que sea una yegua en lugar de un caballo? ¿Y si el caballo de Martí era robado? Entonces resulta que no era de él. Como ven, esa sí es una adivinanza difícil porque encierra en sí una interrogante capciosa.

Los cubanos somos buenos interrogadores, imaginen que a la unidad de procesamiento penal de Holguín le llaman Todo el mundo canta. ¡Maldita escuela de arte! Después dicen que Cuba no da verdaderos artistas. El problema es que se van del país dejándonos aquí sólo cachos de artistas, y si se van todos, ¿quiénes formarán las brigadas artísticas que levantarán el ánimo a nuestro aguerrido pueblo durante la temporada ciclónica?

Decididamente, las cosas cambian. Antes los héroes de la patria vestían de blanco y siempre estaban serios, porque había que tener risa congelada para permanecer sonriendo mientras se posaba para el fotógrafo. Un retrato llevaba tiempo y si a fin de cuenta eran héroes, tenían que dejar el relajo, pero con el tiempo y poco a comenzaron a desaparecer, y ya prácticamente no se habla de ellos. Son como los santos, se les recuerda el día que les toca. Claro, entiendo que llegó la modernidad y los héroes de ahora sonríen contentos y hasta son mejores que los de antes, porque aquellos nos dieron la libertad, es decir, la libreta de abastecimiento, y lograron que los cubanos fuéramos conocidos en el mundo entero. Piensen que en Haití hay médicos cubanos que se han quedado allí.  

La carta de invitación nos ha hecho mucho bien, porque gracias a ella cuando un cubano llega a otro país ya conoce a mucha gente, y todo trámite se facilita.

También el turismo nos permitió entrar en ambiente por un tiempo, porque cuando el gobierno se dio cuenta del trajín dijo: ¡hasta aquí! Ustedes, pueblo trabajador, ejercito uniformado, son mejores que los extranjeros que vienen cargados de vanidades y malos hábitos, tenemos que combatir las tendencias negativas, y para ello los separaremos de nosotros.  

A partir de entonces no pudimos entrar más en hoteles ni balnearios, ni hospedar a extranjeros en casa. Para todo se necesita autorización especial y hasta las prostitutas requieren de licencia. Y todo porque somos un país organizado. ¿Cuántos niños mueren diariamente en el mundo por hambre y enfermedades evitables? ¿Cuántos gobiernos hacen la guerra a sus pueblos privándolos de los más elementales derechos humanos?
¡Cuántos países con presidentes con poderes que ni los emperadores romanos tuvieron jamás! Gobiernos hipócritas con políticas exteriores de doble rasero, que dominan y manipulan los medios de comunicación. Ustedes dirán que son expresiones manidas, pero no me negarán que son efectivas.  

Aquí cualquier pregunta es retórica, porque todas las respuestas son ambiguas. Es como si ellos, los dueños, estuvieran hablando siempre de otros países y nunca de Cuba. Antes del Génesis se disfrutaba del vino en el Cercano Oriente: recuerden que, según la Biblia, Noé sufrió accidentalmente los efectos de la fermentación espontánea del mosto de la uva. Aquella fue la primera borrachera con vino. Desde entonces las cosas no han cambiado mucho, pero en Cuba el pueblo bebe walfarina y el gobierno se emborracha, y a eso es a lo que yo llamo unidad pueblo-gobierno.